15.5.18

Land Rover (y transportes Menorca)


Junto a Land Rover, a las puertas del Hotel Bellevue

Comienzo la crónica del reciente viaje a Menorca por el final...

En nuestro viaje a Menorca nos hemos transportado por tierra, mar y aire.

Llegar o salir de esa aislada isla se nos ha hecho complicado.

Los medios que hemos utilizado fueron:

-Taxi
-Autocar (hasta Granada)
-Autobuses urbanos
-Avión
-Coche de alquiler
-Barco (ferry)
-Trenes (de cercanías y lejanías)
-Coche particular

Y el LAND ROVER, que merece tratamiento aparte y más extenso, por lo insólito…

Cuando nuestro amigo José Luis nos dejó en el parking del puerto de Ciudadela, nos dirigimos a la entrada de su terminal. Y allí, por casualidad, un caballero (Mariano) se acercó a Buensu preocupándose de su mochila. Y surgió la conversación. Le dijimos que nos dirigíamos a Palma de Mallorca y él nos dijo que nuestro barco (y el suyo) no iba a Palma, sino a Alcudia. Alarmados consultamos los billetes y ¡Tenía razón!. Con lo cual se nos erizó el vello, porque también creíamos que el hotel para pernoctar estaba reservado en Palma. Pero Mariano nos dijo que no había problema, que él junto a sus dos amigos una vez desembarcados se dirigían a la capital y que nos podían llevar en el Land Rover que acababan de adquirir. Un todo terreno de 55 años. Y en él introdujeron nuestras maletas, y lo embarcaron con prontitud, hasta el punto de que fuimos los primeros en salir de la bodega del ferry una vez atracados en Alcudia.

Durante el trayecto náutico, el buen Mariano nos preguntó cual era el hotel al que íbamos a alojarnos (Hotel Bellevue). Miró en Internet y nos dijo que nuestro hotel no estaba en Palma, sino en la propia Alcudia. ¡Otra sorpresa! La verdad es que ya no ganábamos para sustos. Porque si teníamos que pernoctar en Alcudia ¿Cómo trasladarnos al sur de la isla al día siguiente para tomar el vuelo a Málaga?

Nos llevaron generosamente en el LAND ROVER hasta la puerta de nuestro hotel, recorriendo avenidas y callejeando, rodeando calles cortadas por alguna celebración. Y al final nos hicimos una foto junto al Land Rover (no era para menos). Mariano, Pepe (que conducía el vehículo) y otro amigo suyo del cual, lamentablemente, no recuerdo el nombre. Y allí nos despedimos de estos buenos y nuevos amigos. Final feliz…

Por cierto: si conocéis a alguien que quiera vender un Land Rover, no dudéis en comunicármelo: ellos los coleccionan. Y estamos en deuda con tanta generosa amabilidad.




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