5.12.23

VILLANUEVA DEL TRABUCO Y ALREDEDORES

 


Patio del Caserío de S. Benito

Comenzamos el viaje saliendo de Córdoba a las 12:30. Para comer habíamos quedado con otros amigos en el restaurante Caserío de San Benito, cerca ya de Antequera  y de nuestro punto de destino: el hotel  El Capricho. Comida excelente a buen precio y en un ambiente acogedor junto a su enorme chimenea.

Tras la comida emprendimos el camino hacia nuestro alojamiento, dónde pernoctaríamos dos noches. La habitación que me adjudicaron estaba adaptada para personas con movilidad reducida como es mi caso; el cuarto de baño tenía un plato de ducha enorme, sin rebordes y con una silla ad hoc. Todo muy confortable.

Los restantes miembros de la expedición fueron llegando escalonadamente a lo largo de la tarde, para juntarnos todos a la hora de la cena que resultó sustanciosa y reconfortante. Tras ella el organizador de estas excursiones, Manolo Morales, nos obsequió a cada uno con un chubasquero con el logo del GR-7 en previsión de las posibles lluvias que, por suerte o desgracia, no se produjeron. Esperemos poder utilizarlo en próximos viajes. Sí que hizo mucho frío, pero íbamos suficientemente equipados para hacerle frente ya que estábamos avisados.

Juani plegando perfectamente los chubasqueros GR-7


A la mañana siguiente (2 de diciembre) iniciamos los itinerarios en dos grupos diferenciados en función de nuestras capacidades de movilidad: el primero, y mayoritario, para emprender otra etapa del GR-7, y nosotros para recorrer el cauce del arroyo Marín. A tal efecto alquilé un potente “scooter” que me permitió recorrerlo sin problema. Y lo hice a la empresa ADAPTA-te que me lo llevaron al hotel la tarde anterior y me explicaron su funcionamiento. 

Preparado para el sendero del arroyo Marín (foto de Pilar Ortega).

Así que, junto a Pilar Ortega, Charo, Joaquín y Eladio, emprendimos el sendero acompañados por Arancha y Cándido, nuestros excelentes guías de la empresa PINDONGOS quienes nos fueron explicando diversos aspectos de la zona muy instructivos. Fue una mañana fría y neblinosa en la que solo pudimos disfrutar del sol ya casi a mediodía, pero el sendero merecía la pena. Un paisaje en el que el verde de la vegetación perennifolia contrastaba con el amarillo de los árboles de hoja caduca y la bruma que atenuaba u orlaba peñascos y montañas. Además el arroyo portaba agua, si bien escasa.

Por el arroyo Marín

Una vez terminado el recorrido, de ida y vuelta, subimos a la furgoneta para dirigirnos al punto de encuentro con el otro grupo, para tomar conjuntamente el picnic de almuerzo en el Hotel Las Pedrizas. Entonces se había despejado el cielo pero el frío arreciaba, acentuado por el fuerte viento. Tras ello nos dirigimos a visitar Archidona. Desde lejos vimos su monumental Alcazaba, pues no quedaban suficientes fuerzas para subir su empinadas y prolongadas cuestas. Jesús -el otro guía- nos explicó cosas de la localidad, entre ellas -¡no podía faltar!- el asunto de su cipote, episodio que tuvo mucha repercusión gracias al libro de Camilo José Cela y posterior película. Alguien sugirió que se podía erigir un monumento a tan priápico miembro y su gesta. Proseguimos callejeando y llegamos a un convento de las Monjas Mínimas, de clausura, en el que -a la vuelta y torno de por medio- adquirimos dulces artesanales elaborados por las enclaustradas. Yo compré dos “Peces de Navidad”, grandes piezas de mazapán con esa forma. Tras ello continuamos hacia la bella plaza ochavada que encontramos muy animada, y ruidosa por las celebraciones navideñas. En ella visitamos  un restaurante con cuevas excavadas en la roca (al parecer una antigua iglesia rupestre). Después nos dirigimos al monumental edificio que alberga al instituto Barahona de Soto, distinguido escritor del siglo XVI al que yo tenía por egabrense pero que era lucentino. Retornamos a de noche y pudimos disfrutar de la bella estampa de la alcazaba iluminada y una gigantesca estrella de luces artificiales en uno de sus extremos que le hacían parecer como un cometa: la Estrella de Belén.  Luego retornamos al hotel para descansar de la larga e intensa jornada y posteriormente tomar la opípara y reconfortante cena caliente. 

El domingo 3 amaneció con una fuerte escarcha que blanqueaba cultivos, hierbas y tierra porque habíamos llegado a los dos grados de temperatura mínima. La niebla era más suave que el día anterior.

Barrio de Los Villares

El grupo principal partió pronto para continuar con el GR-7. El resto nos dirigimos a la localidad de nuestro hotel, que se encuentra junto a la autovía hacia Granada y distante del núcleo urbano pocos kilómetros y del que nos sorprendió su belleza, totalmente desconocida para nosotros. En primer lugar paramos en un mirador junto a un pinar, desde el que se dominaba toda la localidad extendida a sus pies y las sierras circundantes y que cuenta con paneles explicativos, abundantes en todo el pueblo y sus parajes. Del mirador bajamos al barrio más antiguo y pintoresco: el de Los Villares, con sus pulcras y empinadas callejuelas llenas de macetas y llamativos murales. Precioso y con gentes amables. De allí descendimos al centro urbano y nos dirigimos a la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de la que solo habíamos visto su austero y blanco campanario con el cuerpo superior octogonal. En la puerta un fraile franciscano nos explicó que originariamente había sido una ermita de Santa María Egipciaca; penetré en su interior, igualmente austero pero con gracia, de una sola nave en la que destaca la cúpula previa al altar que en su fondo presenta un sencillo retablo. A continuación nos dirigimos a la plaza principal (El Prado o “El Prao” para los lugareños) amplia, soleada y peatonal, y en la terraza de unos de sus bares mis acompañantes tomaron infusiones y yo una copa de anís dulce, para rebajar la tostada de chicharrones que me había zampado en el desayuno, como siempre hago cuando visito esta zona. Y es que tengo mis vicios, pero también sé reprimirme en cuanto a comidas grasas y dulces, cosas ambas que tanto me gustan. Luego paseamos por la ribera del Guadalhorce, canalizado para evitar inundaciones pero que presentaba escasísimo caudal, dada la sequía imperante, salvo un pequeño remanso con patos, creado artificialmente mediante una escueta represa o azud. Al terminar el paseo junto al río, volvimos a la furgoneta que nos llevó, entre pinares, hasta la Fuente de los Cien Caños  (allí escuché a otros visitantes que decían que eran 101 o 106; yo no los conté, pero me acordé del chiste de los 1.001 indios). Y en ese paraje, en lo que debiera ser un espectáculo acuático, no vimos ni gota de agua y ni siquiera verdina, como dijo alguien ¡Otra vez la maldita sequía!


 
Iglesia de los Dolores y Remanso en Guadalhorce 

Fuente de los 100 Caños


De allí partimos hacia nuestro punto de salida para descargar el scooter y soltar el remolque que lo transportó. Allí nos esperaba la furgoneta que se lo llevaría, pues ya expiraba nuestro periplo por la zona. Los demás regresaron a Villanueva del Trabuco , donde estaba prevista la confluencia de los dos grupos antes de la comida en el hotel. Yo preferí quedarme en éste y aproveché para tomar el sol en su terraza. Allí me abordó M. Casado, miembro del grupo, pero al que no conocía personalmente pero del que había oído hablar; y allí estuvimos charlando hasta que regresaron los expedicionarios para la comida final (a la que felizmente acudió nuestro amigo Fernando de Antequera) antes de las despedidas y partida a nuestros hogares.

¡Hasta otra!

 

N.B. 1.  En el Trabuco inquirimos a Cándido, lugareño y nuestro guía, acerca del origen del nombre del pueblo. Nos informó que había dos versiones al respecto; la primera, más castiza y serrana por ser zona de bandoleros y encrucijada de caminos, afirma que existía una venta en la que el dueño se apostaba en su puerta con un trabuco -a modo de “securata” actual- para distinguir si los huéspedes que llegaban eran gente de fiar. La otra, más histórica y menos romántica, defiende que el nombre procede de la palabra de origen francés “trebuchet”, castellaniza “trabuco” o trabuquete, una máquina de guerra similar a una catapulta, que utilizaron allí los ejércitos de Fernando el Católico durante la conquista cristiana del Reino Nazarí a finales del siglo XV. En cualquier caso lo cierto es que recientemente se colocó en el centro de la villa una escultura con un trabuco.

N.B. 2. Durante la comida y hablando de vinos (porque Felipe se había llevado el de pitarra y lo ofreció para degustar a los comensales) Jesús, el otro guía, nos dijo que solo había tres vinos malos. Pero esa es otra historia. Jocosa historia.

 MÁS FOTOS: AQUÍ


5.11.23

Las Baleares hace 2.000 años


He de confesar que esta pequeña investigación casera surgió casualmente, mientras buscaba datos antropológicos acerca de los matrimonios en las Baleares de la Antigüedad. Y ello porque alguien me consultó sobre la veracidad de si los familiares varones del novio tenía derecho, y lo ejercían, a yacer con la novia antes que éste. En primer lugar, recurrí a amistades nativas o residentes en las islas con grandes conocimientos sobre su historia y arqueología, quienes me dijeron desconocer este tema; así que recurrí a las fuentes históricas a mi alcance: las obras de Antonio García y Bellido tituladas España y los españoles hace dos mil años y La España del siglo primero de nuestra era. La primera de ella basada en la Geografía de Estrabón y la segunda en Plinio. Nada encontré del tema que buscaba, pero en mis indagaciones encontré abundantes testimonios históricos sobre el archipiélago; y, como me parecieron interesantes, me decidí a plasmarlas aquí para su divulgación.

Una Geografía física y política compleja

Reconstrucción de Hispania en tiempos de Estrabón. Pág. 75

El nombre de Baleares para todo el archipiélago lo adoptaron los romanos tardíamente, pues al principio distiguían entre Baliares (Mallorca y Menorca) y Pitiusas, Pitiusa *y Ofidiusa, respectivamene Ibiza y Formentera. 

“De las islas cercanas a Iberia  las dos Pityhoússai y las dos Gymnésiai, llamadas también Baliarídes […] las Pityhoússai están más alejadas hacia alta mar, mientras las Gymnésiai yacen más al Occidente [sic], una de éstas llámase Ébousos y tiene una ciudad del mismo nombre, Ophioússa [**], que se haya cerca de ella, está desierta y es mucho menor.  De las Gymnésiai, la mayor tiene dos ciudades, Pálma [***] y Polentía, de las cuales [****] Polentía se alza en la parte oriental, mientras la otra se levanta en la occidental […] la isla menor está separada unos [doscientos] estadios de Polentía, y aunque es de una extensión mucho más reducida que la mayor, no cede a ella en lo tocante a riqueza: ambas son fértiles y poseen buenos puertos. […] Sus habitantes, gracias a las riquezas de los campos, son pacíficos, así como los que viven en Ébousos; mas la presencia entre ellos de algunos malhechores que habían hecho causa común con los piratas, comprometió a todos y fue motivo de la expedición de Métellos, en la que éste el sobrenombre de Baliarikós y fundó las dos ciudades mencionadas [Palma y Polentía].”

Notas:

*Pityoússa significa “isla de pinos”, del griego “pítys” que en griego es “pino”, del término fenicio “ibusim”.

**Ophioússa (Formentera) significa “isla de serpientes, del griego “Óphis” (serpiente).

***Pálma: Palma de Mallorca.

****Polentía: Pollensa.

Estrabón.

Detalle de las Baleares según Estrabón


Ibiza  

“Ébousos, escrito también Ébyssos, fue primera colonia fundada por los carthagineses en el área del lejano Occidente. Según textos fidedignos, su creación data del año 654 a. de J. C. La isla estaba entonces desierta o casi desierta. El primer asiento debió de fijarse en la Isla Plana (hoy soldada a la tierra firme, pero con el nombre de isla aún), inmediata  a la ciudad de Ibiza. Más tarde hubo de extenderse o trasladarse al solar de la actual ciudad. Los colonos primeros  fueron pescadores y saladores; luego debieron de llegar también industriales y  agricultores . Estos últimos hicieron  de la isla un verdadero jardín, ya alabado por los autores antiguos. La población era cosmopolita en extremo; hacia la época de Augusto, además de los púnicos, había romanos, griegos y gentes de todo el Mediterráneo, sin faltar, naturalmente, baleares e iberos. De tal población tenemos sobrados testimonios, gracias a la abundancia, en casos pródiga como pocas veces, de reliquias arqueológicas que han surgido o van emergiendo en toda la isla. De estos yacimientos, el más importante es el cementerio de la antigua Ébyssos, la llamada necrópolis del Puig d'es Molins […] Baste decir, para formarse una idea de su importancia (no igualada por ningún otro yacimiento arqueológico similar del Mediterráneo), que tal cementerio ha contenido unas 5.000 tumbas, la mayoría múltiples […] abiertas en la roca, y de las cuales han salido, durante toda la Edad Media (explotaciones árabes y cristianas) y primeros decenios de este siglo, una infinidad de objetos de toda laya pertenecientes a ricos ajuares funerarios. […] El Puig d'es Molins no es el único yacimiento de la isla [ya que] toda ella es un yacimiento casi continuo (Isla Plana, Puig d'en Valls, Cueva d'es Cuyram, con un santuario de Tanit; Purmany, antiguo Portus Magnus, Talamanca”.

* Nota 296 de la edición de Antonio García y Bellido “España y los españoles hace 2.000 años”. Páginas 175 y 177, 7ª edición, 1980.

                                                                  Figura masculina púnica procedente de Ibiza


Los honderos baleares 

“No obstante sus sentimientos pacíficos, la defensa  de su codiciada riqueza ha hecho de ellos los honderos más famosos, y dicen que esta destreza, sobre todo, desde que los phoínikes [*]  ocuparon las islas. […] Alrededor de la cabeza  llevan tres  hondas hechas de junco negro [**], de cerdas o de nervios: una larga, para los tiros largos; otra corta, para los cortos, y otra mediana, para los intermedios. Desde niños se adiestran en el manejo de la honda, no recibiendo el pan si no han acertado antes con ella; por esto, Métellos [***] cuando navegando hacia las islas se acercó a ellas, mandó tender pieles sobre la cubierta de los navíos para defenderse de los tiros de honda.” (pp. 172 y 174).

*phoínikes: es el nombre utilizado para referirse a los fenicios, pero también a los cartagineses, sus sucesores, procedentes de la colonia fenicia de Cartago en el norte de África  (actual Túnez). El sinónimo “púnico” puede referirse a ambos.

** Hechas de “melámkranis” una especie de esparto del cual se hacen las cuerdas.

***Métellos: Se refiere a Quinto Cecilio Metelo Baleárico, general romano que conquistó las Islas Baleares.

Estrábon y su “Geografía”, publicada y anotada por Antonio Gracía y Bellido.


Fauna

"La tierra de Ebusus hace huir a las serpientes, mientras que la de Colubraria  [*] las engendra; por ello es de temer para aquellos que no llevan con ellos consigo a ella tierra ebusitana. Los griegos la llamaron Ophiussa. .Ebusus no cría conejos, mientras que en las Baliares asolan las cosechas. (78, p. 139, nota 134).

En las islas Baliares hay una [especie de caracol] llamada “cavatiea”, porque no abandona los agujeros en que habita bajo la tierra; no come yerba y sus individuos viven unidos entre sí como racimos de uvas (140, p. 140, p. 157).

… Al género de las liebres pertenecen también los animales que en Hispania , “cuniculi”. Su fecundidad es extraordinaria y siembran el hambre en las islas Baliares destrozando las cosechas. Los conejillos sacados del vientre de su madre o tomados en la época de lactancia sin vaciarles el vientre, son tenidos como un bocado gratísimo. Se les llama “laurices”. (217, pp. 158-9).

Es cosa cierta que los baliaricos pidieron al divino Augustus un auxilio militar para evitar su multiplicación. La “viverra” se aprecia mucho en la caza de ellos; se la introduce en sus madrigueras, que tienen varias bocas -de aquí el nombre del animal-, y les obliga a salir afuera, donde son capturados. (217, pp. 158-9, notas 194 y 195).

...En Ebusus los “cuniculi” [mueren en la costa] y brotan de la tierra, cerca de Hispania y en las Baliares. (217, p. 159, nota 196). 

...El phalacrocorax, [cormorán]  ave peculiar de las Insulae Baliares. (133, pág.163, nota 204)

… Las Insulae Baliares crían un “porphyrion” * (pollo sultán) (135, p. 163, nota 205)

...Las grullas baliaricas tienen un penacho (122, pág. 164, nota 207)"

* Colubraria es el término latino para referirse a Ofiusa, es decir, de las serpientes, de colubra (culebra)

En esta ocasión el texto procede de Plinio, incluido en el libro La España del siglo primero de nuestra era, Editado por Antonio García y Bellido. Quinta edición, 1987, Austral.


 Productos y Flora

"los vinos: “[…] los baliaricos se comparan con los mejores de Italia” (71, p. 166, nota 213)

“[…] Los higos secos más estimados se guardan en cajas. Los mejores y más grandes se producen

en Ebusus y luego entre los marrucini” (82, p. 170, nota 224)

“[...] El trigo de las Baliares da por “modium” treinta y cinco libras de pan. (67, p. 173, nota 235)

“ [La cebolla albarrana] crece espontáneamente y en gran abundancia en las Insulae Baliares, en Ebussus y en Hispania” (94, p. 177, nota 242)"

Plinio


Bibliografía

España y los españoles hace dos mil años, de Antonio García y Bellido, publicado en Madrid por Austral en 1980 (7ª edición). Según la Geografía de Estrabón.

* La España del siglo primero de nuestra era, de Antonio García y Bellido, Madrid, Espasa Calpe, 1987 (5ª edición).



30.10.23

ANTISEMITISMO vs. ANTISIONISMO


No cabe hablar de "antisemitismo", porque tanto palestinos como israelíes son semitas. Para los ultras israelíes (su gobierno y sus apoyos) mejor hablar de "sionistas". Es decir, es mejor sustituir el término "antisemita" por el de "antisionista", porque, al fin y al cabo, el actual estado de Israel se impuso a base de terrorismo, ocupando territorios donde habitaban los palestinos. No acabo de comprender que doctos periodistas y tertulianos (todólogos), no se enteran o no se quieren enterar...

Lo deja claro el DRAE o la Biblia: https://dle.rae.es/semita#

26.9.23

LA ENSEÑANZA EN ESPAÑA (Que no la Educación)



La expresión entre paréntesis que complementa el título de esta entrada se refiere a lo que, hace ya tiempo, el profesor y filósofo José A. Marina, acuñó: "educa la tribu", es decir, toda la sociedad, desde la familia, los amigos, los vecinos, los medios de comunicación...  No es baladí esta distinción entre "Educación" y "Enseñanza", puesto que a menudo se ha tratado de cargar a los docentes con toda  esta hercúlea tarea imposible de llevar a cabo en 175 días lectivos, a razón de 6 horas diarias de lunes a viernes. Cuando el año tiene 365 días de 24 horas. Como docente que he sido, puedo contar decenas de anécdotas al respecto, una de las habituales es la de encontrar algún alumno con los pies encima del pupitre al que, tras reprenderle, responde que en su casa se lo dejan hacer... No es mi intención aburrir al lector con mis "batallitas" o las de otros docentes que las han sufrido.


Ya jubilado, y como me sigue preocupando el tema de la Enseñanza, muestro aquí los recortes de periódicos guardados al respecto durante la época en que la LOGSE estaba mostrando lo negativo de su aplicación. Todos esos artículos periodísticos los conservo y los tengo escaneados y a disposición de quien quiera verlos. Están ordenados cronológicamente. Como también la bibliografía al respecto que añado al final.


Ahí van:


  • ¿Dónde habitar? Julio Almeida. Diario CÓRDOBA, 1-4-92, pág. 38.
  • Educación nacional: una noticia escalofriante. Álvaro Pombo. El Mundo. 13-11-93.
  • Los alumnos necesitan comprensión. José Luis Cuadrado. Diario CÓRDOBA. 12-1-94, página 94 (Educación).
  • Abecedario. Francisco Umbral. El Mundo, 30-7-94.
  • “En la naturaleza no hay recompensas o castigos; hay consecuencias”. (Cita de Vachell en la portada del diario). El Mundo. 11-8-94.
  • Generaciones del 98. Mercedes Rousa. El Mundo, 10-4-98.
  • Profesores denuncian que el 90% de los niños de 12 años es analfabeto. El Mundo (Andalucía), 28-6-2000.
  • ¡El conocimiento, estúpido, no la información! Fernando Saez Vacas. El Mundo, 13-9-2000.
  • La sociedad ignara. José Antonio Gómez Marín. El Mundo, 13-9-2000.
  • Carta a María. Arturo Pérez-Reverte. Patente de Corso, semanal. 19-11-2000.
  • El nudo de la Corbata. Tres avisos, párrafo 2º. Francisco Robles. El Mundo, 29-11-2001.
  • Foro de Educación (A doña Cándida, Consejera de Educación de Andalucía). Del Nodo al Foro. El Mundo. 18-12-2001.
  • El terrorismo escolar y la “movida”. Luis Yañez López (Granada). Cartas el director. El Mundo, 9-1-2002.
  • Un manifiesto de profesores señala 10 cambios que necesita la ESO. El País, 21-1-2002. 
  • La neoenseñanza pública. Gabriel Albiac. El Mundo, 7-2-2002
  • Sectores implicados. Federico Jiménez Losantos. El Mundo, 7-2-2002.
  • Educación y televisión. Manuel Hidalgo. El Mundo, 8-2-2002
  • Huniversitarios. Federico Jiménez Losantos. El Mundo, 11-2-2002. 
  • ¡Biba la hortografia!. Antonio Burgos. El Mundo. 11-2-2002.
  • Amor se escribe sin hache. Francisco Umbral. El Mundo, 11-2-2002.
  • Escrivir vien. Belmonte (belmonte@andalunet.com). El Mundo, 11-2-2002.
  • Logse borroka. (3 avisos). Francisco Robles. El Mundo, 12-2-2002. 
  • La ortografía. Juan Bonilla. El Mundo, 12-2-2002.
  • Encuesta de opinión. El día de Córdoba. 22-3-2002. Ver resultado abajo.
  • La enseñanza de la Historia otra vez. Julio Valdeón Baruque. Sin fecha ni fuente.



BIBLIOGRAFÍA CRÍTICA CON LA LOGSE

  • SAVATER, Fernando. El valor de educar. Barcelona, Ariel. Junio 1997 (5ª edición).
  • RODRÍGUEZ TAPIA, Rafael. La enseñanza neutral. Madrid. Grupo Unisón Producciones. 1999. 
  • RUIZ PAZ, Mercedes. Los límites de la educación. Madrid. Grupo Unisón Producciones. 1999.
  • MACEDA, Pío. Nadar contra corriente. Barcelona. Laertes. 2004.
  • ORRICO, Javier. La enseñanza destruida. Huerga y Fierro. 2005 (2ª edición).


WEBGRAFÍA

- Informes PISA 



Sinceramente, pienso que el principal problema de nuestro país sigue siendo la Enseñanza, sobre todo en estos días de lucha política por el poder que orilla este primordial asunto. 




30.8.23

EL CAMINO DE SANTIAGO EN SILLA DE RUEDAS 2023



    En Ca María Elena, sellando los pasaportes


El peregrinaje comenzó a las 8 de la mañana en el Parque Fidiana. Allí me reencontré con viejas amistades y conocí a nuevas que nos acompañarían: Teresa e Isabel. Briosa la primera y muy atenta la segunda.

Antes de partir quedamos en Los  Blázquez para desayunar. Lamentablemente el bar previsto estaba cerrado, así que postergamos nuestra cita en Peraleda del Zaucejo, ya en la provincia de Badajoz. Allí nos volvimos a reunir aunque sin llegar a un acuerdo, pues los demás coches opinaron que era muy pronto para desayunar. Yo tenía cierta urgencia por razones fisiológicas y de medicamentos, así que Luis R. y yo decidimos parar. Los demás siguieron adelante, desconociendo que se internaban en la “Siberia extremeña” falta de puntos donde parar a fin de tomar el desayuno. Fue la primera disgregación de la caravana que luego se repitió más adelante por despistes varios. Ellos no encontraron lugar donde desayunar en condiciones, y nosotros -para no retrasar la marcha- seguimos adelante en el largo viaje.

Nos reencontramos en Guijuelo, dónde degustamos dos platos de jamón de la tierra y montaditos a elección personal. Lo hicimos casi de pie porque las mesas, tanto del interior como del exterior, estaban repletas. Y yo con mi bocata de jamón de pata negra que había comprado en Peraleda para el picnic de ese día y hube de dejar para los días siguientes.


Salimos de Guijuelo todos juntos pero nuevamente nos acabaríamos dispersando por confusiones, de modo que no nos volvimos a reunir hasta el punto de destino: el hotel San Paio en Lavacolla. Allí nos esperaban Fernando de Antequera y su esposa María Jesús, procedentes de Coimbra y también Juan Manuel y su pareja Pilar M.; hacía un fresco gratificante tras las calurosas jornadas anteriores en Córdoba (La Olla Omeya). El scooter alquilado ya me esperaba en el hotel. Tras la cena, y en un amplio salón reservado para nosotros, M. Morales nos obsequió con un bordón de madera y una camiseta con el logo del grupo para nuestra entrada triunfal en Santiago de Compostela prevista para el día 25 de agosto.

Llegué muy cansado y estresado por el viaje de 1.100 kms y eso que no conduje. Durante la cena dí una charla sobre la Vía Láctea, el Camino de Santiago y sus símbolos, que continué la noche siguiente.


Al día siguiente la 1ª etapa (Baamonde-Miraz) no la realicé por el madrugón del día anterior y la excitación nerviosa del viaje a pesar de que no conduje el coche. Y es que necesitaba dormir, de modo que quedé con Pilar O. que llevaba el coche de apoyo. Desayunamos a las 9 y luego nos dirigimos a Miraz, punto final de la etapa; pero con tan mala fortuna que hicimos 30 kms. -luego desandados- ya que el navegador o “Tom Tom “ (tontón) nos llevó a otro Miraz que no era el nuestro y que se encontraba en otro “Concello” lucense. Por fin nos reencontramos con el grupo en Miraz, punto final de esa primera etapa. Allí comimos los bocadillos en una zona con mesas, bancos y sombras.



En ese Miraz comenzó la jornada del día siguiente. Allí me incorporé a la ruta con el scooter. El principio fue dificultoso por las enormes piedras que “alfombraban” el suelo y luego por las pendientes de más del 6% que la máquina no podía superar, de modo que necesité ayuda numerosas veces por parte de mis amigos acompañantes. Y es que el scooter no estaba preparado para estos tramos; y eso que la ortopedia en la que lo alquilé me dijeron que era adecuado para el Camino. 


En el recorrido, tras una pronunciada cuesta en que se hubo de empujar al scooter, el grueso del grupo paramos en una granja (en Portoferro) con mesas en su patio, para aliviar nuestra sed y recargar el aparato, pues sus indicadores marcaban que la batería estaba baja. De modo que el cacharro estuvo recargándose gracias a la gentileza de sus moradores. Y allí, rodeados de perros y pasajeras vacas, asistimos a una escena que se podría calificar como "X"; una escena casi teatral, porque el gallardo gallo del corral fecundó en pocos minutos a tres gallinas ante nuestra vista y subido en una plataforma a dos metros de altura de nuestros asientos. ¡Cualquiera  se atrevía a acercarse al gallo, tal y como defendía su territorio y harén!


Gallo chulo

Luego comprobé que el problema no era la batería (tenía más de 30 kilómetros de autonomía) sino las pendientes, ya que en las zonas llanas o cuesta abajo la batería aparecía repleta. 


Finalmente pude llegar al punto final de la etapa en Sobrado dos Monxes, no sin la ayuda del taxi de apoyo adaptado debido a las insuperables pendientes; allí el amable taxista (Ángel) se ofreció a llevarnos a un mirador cercano, donde había hecho la mili en lo que fue un escueto cuartel de telecomunicaciones, ya abandonado y convertido en una plataforma para antenas. 


Vistas desde el pico campello

Se trataba del a pico Campello con buenas vistas del paisaje gallego. Y digo “llevarnos”  porque en el punto de recogida se unió Luis, que no podía seguir caminando por ampollas en los pies. Tras el picnic, ya por la tarde, visitamos el monumental monasterio cisterciense de Sobrado dos Monxes, de estilo ecléctico debido a sus avatares en el tiempo: desde el gótico inicial al barroco tardío del siglo XVIII y su reconstrucción parcial con motivo de guerras y desamortizaciones. Todo en granito simulaba un estilo herreriano, escurialense, pero recargado a la española con abundante decoración (el  horror vacui). También me dio la impresión de que intentaba rivalizar o imitar a la catedral de Santiago en la fachada de su iglesia, incluida una torre piramidal. Allí adquirí una libreta de viaje y un juego de la oca y parchís del camino.


Fachada de la iglesia del monasterio de Sobrado dos Monxes

La siguiente etapa transcurría desde Sobrado hasta Arzúa, localidad donde confluyen al menos dos caminos: el del norte (que habíamos seguido) y el francés. Fue la jornada más dura por la ola de calor que nos afectó con un recorrido mayoritariamente sin arbolado. El resultado fue que Pilar M. sufrió un golpe de calor. Por suerte acertó a pasar por allí un coche de la Guardia Civil que la auxilió y, amablemente, la trasladó al punto de encuentro (Arzúa) a pesar de que estos incidentes no formaban parte de sus labores. 


Una vez reunido el grupo en Arzúa partimos en coches hacia Melide, dónde teníamos reservada mesa en la afamada pulpería "Casa Ezequiel". Dentro, en ese local atestado, el calor era insoportable pues no disponían de aire acondicionado, innecesario en esas tierras. Eso sí, el pulpo estaba exquisito y a muy buen precio. Cuando salimos de este establecimiento nos dirigimos a una heladería cercana donde aplacamos el bochorno. De vuelta, en la terraza de nuestro hotel, siempre fresca, nos persiguió el calor. Esa noche cayó una intensa lluvia torrencial que duró poco, pero sirvió para refrescar el suelo y el ambiente. Me imagino que se trataba de una “tormenta de verano”, diaria en zonas tropicales y causada por las excesivas temperaturas en superficie que ocasionan que el aire caliente ascienda súbitamente y al llegar a capas altas de la atmósfera se enfríe y ocasione la precipitación. En efecto, el día siguiente amaneció con el cielo límpido.


El jueves 24 hicimos la etapa Arzúa-O Pedrouzo-San Paio (Lavacolla). Fue la más fácil y sombreada. En ella abundaban los peregrinos, casi una romería. Hubo un momento más mágico en un lugar en el cual una persona allí sentada tocaba un instrumento de percusión para mí desconocido, tras una mesa-altar donde había libros, sello para el pasaporte del peregrino y jalonado de carteles ad hoc. En ese tramo Mª Jesús sufrió una bajada de glucosa que le asustó, pero que afortunadamente se recuperó por la tarde en el hotel sin mayores consecuencias.


Momento musical mágico.
Puedes ver un corto vídeo con audio aquí.

La jornada final fue el viernes 25. Desde el hotel a Santiago (12 km). Le temía a las pendientes, así que cuando llegaba a zona llana aceleraba para ganar tiempo, de modo que me descolgué del grupo y de Sebastián, que iba en cabeza y me servía de protección en los tramos de carretera. El resultado fue que me equivoqué en un cruce y fui por la carretera en busca de los demás, aconsejado por un lugareño que me encontré y me indicó que ese tramo por carretera era peligroso. Así que hubo de venir Manolo Morales a rescatarme .y continuar hasta enlazar con el camino pedestre, si bien la distancia que me separaba de dicho enlace era de unos 300 metros. Los demás del grupo nos estaban esperando a la entrada de Santiago. Todos juntos a la plaza del Obradoiro pasadas las 11 horas, no sin antes el postrer obstáculo: la escalinata de bajada desde la plaza de la Inmaculada. Seguramente habría algún itinerario alternativo para salvar el desnivel, pero no estábamos para gaitas y mis acompañantes cortaron por lo sano: me bajé de la silla y ellos, cual si de trono se tratara, la bajaron entre cuatro. De modo que verdaderamente entre en la plaza a pie. Y hablando de gaitas, en esa escalera había un gaitero que me pareció tal vez irlandés, pues no llevaba el kilt típico de los escoceses y lo que interpretaba no me resultaba familiar, ni muñeira gallega ni gaita asturiana. Lástima que con la excitación del momento no me paré a hacerle una foto. Como tampoco en la plaza de Quintana al pintoresco anciano que descansaba en sus bancos corridos. Ya en el kilómetro 0 del Camino, foto de grupo y cante a cargo de Juani E. y su excelente voz.


En el kilómetro 0  (foto de M. Morales)


Luego nos dispersamos: unos a la misa del Peregrino, otros a dar una vuelta por el casco histórico y yo para desayunar y tomar la medicación el cercano Hospital de los Reyes Católicos convertido en parador nacional. Su claustro era interesante y había una puerta casi manuelina. Después recorrí el casco histórico, compré un cuponazo, me tomé una copa y adquirí regalos de azabache en la calle Azabacherías. Habíamos quedado para comer una mariscada en el restaurante Sexto II. Desde la plaza de Quintana me dirigí a su encuentro, lo pasé de largo sin darme cuenta (gracias a Google Maps!) y me planté en la plaza de Galicia, dónde -nuevamente- hubo de rescatarme Manolo Morales. Ese restaurante tiene un obstáculo de acceso: un enorme escalón a su entrada que fue superado otra vez por mis amigos, quienes subieron el scooter al que rápidamente el atento personal del restaurante buscó un lugar de aparcamiento dentro del local.


Mariscada subsiguiente


La mariscada fue abundante (no la pudimos terminar) dados los entrantes previos -empanada gallega y pimientos de Padrón- y las grandes bandejas de mejillones al vapor suplementarios. Aunque resultó  irregular: percebes, y porras de pata de cangrejo un tanto resecos. El resto, buey de mar, centollo, cigalas y langostinos muy bien. Y de postre una variedad de pastelillos para todos los gustos. Salimos saciados y contentos. Después Pilar Ortega me acompañó para devolver la máquina a la ortopedia, en la que hice saber a la dependienta que ese aparato no estaba preparado para el Camino. Ella se disculpó diciendo que el técnico lo había recomendado por ser el más potente disponible. Desde allí regresamos al hotel en taxi.



En la noche despedidas tras un arroz exquisito, adobado con alguna especia que algunos sospechamos se trataba de romero, como después nos confirmó la joven y simpática camarera, sin desvelarnos completamente el secreto de la receta que algún comensal atribuyó a la alcachofa que no todos catamos.


En la mañana siguiente, durante el desayuno conjunto a las 8 de la mañana, recibí mi Compostela y el Pasaporte del peregrino. Luego, tras efusivos y sinceros abrazos, nos despedimos hasta otra; cada cual partió a la hora que le pareció oportuna. Luis y yo salimos los últimos (sobre las 9) aunque dejando allí a Mª José (a quien ya conocía por nuestro común viaje a Cuba en 2004) que tenía su vuelo de retorno unas horas más tarde.


Luis decidió volver por Madrid y no por la Vía de la Plata por la que vinimos. Ciertamente hubimos de pagar un peaje en la autopista, pero no nos importaba. Durante el trayecto yo sesteé un poco. Luego Luis hizo dos paradas para sestear y así descansar él también. Paramos a la entrada de Tordesillas para comer en un restaurante llamado “El Cruce” con servicio muy rápido y buen condumio a base de carne. Llegamos a Córdoba sobre las 21:15, tras 12 horas de viaje y 1,100 kilómetros.


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