El miércoles 2 de junio acudo a las Bodegas Campos a la presentación del libro El Ángel Negro, del amigo Manolo Ortas, que me obsequia y dedica uno de los ejemplares. Aunque estaba prevista en la Ermita de la Candelaria, un acontecimiento luctuoso determina que el acto se celebre finalmente en la sala “La Cepa” de las afamadas bodegas.
Al entrar me alegra encontrar amigos a los que llevaba meses sin tratar en persona (¡lo virtual, ya se sabe, no es lo mismo!). Y con dos gratos obsequios más: Alberto Monterroso me regala su reciente publicación sobre el cuadro La Muerte de Lucano del montillano José Garnelo, a cuya presentación en Montilla lamento no haber podido asistir. Jerónimo me trae las invitaciones a la representación en el Gran Teatro del cuento musical La encina que aprendió a cantar, de mis también muy apreciados Rosario Lara y José Ramón Rico.
No puedo dejar de pensar en la suerte que tengo de tener amigos así. Tan generosos, imaginativos y laboriosos. Y pido que nunca me falten.
1 comentario:
Estoy segura de que nunca te faltarán, lo mereces.
un abrazo
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