19.7.18

RAFAEL MONTILLA CARDEÑOSA (In memoriam)


Te fuiste pronto. De golpe. La vida … que es tan injusta. No has sido el único en irte prematuramente en los últimos meses; en junio cayó nuestro común amigo Luis Alberto y luego también María Ramos a la que conocías menos si mi memoria no me falla.

El pasado lunes de este mes (16-7-2018), acudí al cementerio para visitar la tumba de mi madre, que también cayó en octubre pasado (Annus horribilis). Y allí acudí a la tuya, que me pareció entrañable; como tú. Tengo pendiente hacerle una foto y descifrar el pentagrama que la ornamenta y que me traerá buenos recuerdos tuyos, con quién tanto he compartido.

Para mí eras más que un amigo del alma; fuiste como un bondadoso hermano. Y no exagero.

Ahora leo, o más bien escucho, mucha poesía, ese género que tanto te gustaba. Góngora, Quevedo, el Arcipreste de Hita, Alberti, Blas de Otero, J. A. Goytisolo, Lorca, Jorge Manrique, Nicolás Guillén, Machado, León Felipe o Gabriel Celaya, a cargo de Paco Ibáñez. Pero también de Chicho Sánchez Ferlosio, que tu me recomendaste (“Círculos viciosos”), musicados por La Mandrágora.

He tenido la suerte de haber gozado de tu cálida amistad, siempre sincera y generosa. Y de la que tanto aprendí. Todo un ejemplo a seguir.

Solo me queda dedicarte una poesía que conoces bien. Es lo menos que puedo hacer.

S.T.T.L., compañero.


ELEGÍA A RAMÓN SIJÉ

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha
muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

No hay comentarios: