28.8.21

Diarios: André Gide / Thomas Mann

 


Recientemente leídos en digital, quisiera comentarios y compararlos.


Para empezar hay un obstáculo como es el de la no coincidencia cronológica ni de ediciones, puesto que los de André Gide constan de cuatro tomos que abarcan los años 1887 a 1950, de los cuales solo se han editado en español los dos primeros, o sea, hasta 1925. Al parecer  su editorial tiene la intención de publicar los dos siguientes y últimos prontamente, cosa que ansío para así hacerme una idean lo más completa posible del francés.


En el caso de Thomas Mann la obra es solo de un periodo de su vida: la de Entreguerras (1918-1939), una época interesante aunque, de momento, poco contrastable con lo editado hasta ahora sobre Gide. Cuando se complete la edición de los diarios de éste último podré por fin comparar su respectivas visiones sobre el periodo comprendido entre el final de la Gran Guerra y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Y -en el caso de Gide- el transcurso de esta última, así como de los cinco años posteriores.


Ambos autores tienen en común el haber sido premios Nobel (Mann en 1929 y Gide en 1947) pero también coetáneos y, por lo tanto, haber vivido los agitados años de la primera mitad del siglo XX y por tanto la efervescencia intelectual, social, política y bélica de esa época. Pero he de insistir en señalar que la comparación entre ambos es provisional, dado que la obra de Gide publicada en español y leída hasta ahora solo llega a 1925, unos pocos años después desde que el alemán comenzase su diario, motivo por el que me decidí a leer el diario de Mann ya que se me había terminado la “munición” de Gide... También por que me interesaba contrastar las opiniones y puntos de vista de un intelectual francés con las de uno alemán. Ambos burgueses y demócratas liberales, si bien Gide en su momento se aproximó al comunismo del que salió escaldado tras su viaje a la Unión Soviética en 1936.


Gide habla poco de política o guerra (no le interesaba mucho) mientras Mann sí lo hace, tal vez por su experiencia tras el ascenso del nazismo en Alemania, que lo llevó al exilio y a deambular por diversos países europeos hasta instalarse en EE.UU. y adquirir su nacionalidad. Aunque luego volviese a Europa.


Los “Diarios” de Gide son considerados como su mayor obra literaria, mientras que el de Mann se parece más a una bitácora, con apuntes diarios de lo que ha hecho a lo largo del día (pasear al perro, con quién ha tomado el desayuno, la comida, el té, etc.). Y ambos -por supuesto- sus encuentros con intelectuales o escritores de la época; un círculo bien nutrido y variado que va desde Proust a Einstein entre otras figuras internacionales.


Ambos tienen en común su homosexualidad,  su “pederastia” o amor por los jóvenes; más explicita o descarnada en Gide -lo que posiblemente explica el alejamiento de su esposa- que en Mann, más discreto y convencional. De hecho pienso que sus obras más conocidas son el Corydon y La muerte en Venecia respectivamente.


Mann me ha parecido más ególatra que Gide. El alemán se inflama con el “olor a multitudes” asistentes a sus conferencias y entonces se esfuman todas las afecciones físicas o psíquicas habituales en él (dolor de muelas, estreñimiento, cefaleas, estado depresivo…) En fin, trastornos psicosomáticos comunes a muchas personas.


La ediciones que he manejado (digitales como ya se ha dicho) también presentan diferencias. Mejor la de Gide, con un fuerte aparato de notas aclaratorias fáciles de consultar y regresar al cuerpo principal del texto con párrafos separados. Peor la de Mann, con notas menos manejables, a veces irrelevantes y párrafos no separados, sino continuos y solo separados por guiones altos, con lo cual la lectura resulta menos clara y cómoda. Además esta edición salta de páginas con el porcentaje leído o “posiciones” a otras en las que no se sabe donde estás.


Espero proseguir con este asunto cuando estén publicados los dos tomos restantes de Gide y los haya leído.