31.12.17

VIAJE A EGIPTO 2017 (y VII)


Avenida de los Carneros, a la entrada de Karnak


7ª y última jornada: Karnak e Isla de los plátanos

La última jornada estuvo dedicada a la ciudad de Luxor, concretamente al templo de Karnak y a la Isla de los Plátanos. Creo que fue el día que más tarde nos levantamos: a las 8 horas para salir a la 9. Estuvimos en el templo toda la mañana y lo recorrimos completamente e incluso participamos en pequeños “rituales”. Uno de ellos fue la fundación de la religión que adora al dios “Ptakh” (PTK). De modo que nuestro jefe de Expedición sacó una botella de vino que escanció en los que brindamos en un recóndito lugar a la sombra de los árboles (tarajes o tamarindos, creo). El sobrante de esta libación me lo ofreció Manuel J. Y lo saboreé durante la noche en mi balcón del hotel. Los otros, más formales, fueron la estancia a solas de 1 minuto cada uno de nosotros en la oscura capilla de la amenazante/protectora diosa Sekhmet para luego reunirnos todos dentro de ella tomados de la mano. Hermandad, buenos deseos y abrazos. Ni que decir tiene que no se me ocurrió tomar una foto de la estatua de la imponente diosa, porque hubiera sido desnaturalizarla. Y es que, a veces, hay fotos uno no debe tomar ya que la atmósfera se desvirtúa y es más potente el recuerdo que queda grabado en ese gran disco duro que es nuestro cerebro. El tercero de los rituales, aunque tal vez no en este orden, fue darle 7 vueltas al escarabajo tallado que se encuentra al aire libre para tener suerte. Enseguida fuimos imitados por turistas circundantes. Luego cada uno tuvimos la oportunidad de escuchar la resonancia producida en el obelisco tumbado y cercano, al golpearlo sencillamente con la mano cerrada. (¿Música del Universo?). Allí José Luis encontró una especie de pequeña moneda que le propuse comprar pero con la me obsequió. Gracias mil. 


Grafiti de Champollion en una columna de Karnak

El paso por su alta sala hipóstila me volvió a recordar a la película Muerte en el Nilo y en otra de sus salas un grafiti de Champollion, que también había hecho de las suyas como después lo hizo Rimbaud en el templo de Luxor y de la que ya he hablado.


Noria en la Isla de los Plátanos

Vista de Luxor desde la Isla de los Plátanos

Al atardecer, y frente a nuestro hotel, tomamos una falúa que atravesó el Nilo hacia poniente para llevarnos a la Isla de los Plátanos. Durante el trayecto nos ofrecieron un té y al llegar allí la visitamos, vimos algunos de sus animales enjaulados y una vieja noria y naturalmente los plátanos, cuyas abundantes piñas colgaban aquí y allá, algunas verdes todavía. Tras el recorrido nuevo ofrecimiento incluida la degustación de plátanos, dátiles y una cachimba (o como se llame) con tabaco aromatizado y pipas individuales en bolsitas. Fue la primera vez que fumé así, y me gustó.  Nos obsequiaron con un buen manojo de plátanos a cada cual, que yo decliné por los problemas gástricos que me ocasiona esta fruta que, por otra parte, tan saludables propiedades posee. Ya casi de noche vuelta al hotel y desperdigue del grupo: Mena y yo dos dirigimos a una cercana galería comercial donde ultimamos la compra de regalos. Allí tuvo lugar el episodio que narré (empezando por el final) en mi primera crónica con el niño Abdalla.

A la mañana siguiente (por llamarla de alguna manera), nos levantamos a las 3 para dirigirnos al aeropuerto de Luxor, donde un vuelo nos llevaría al de El Cairo (medidas de seguridad extremas: hasta 4 controles ya dentro del aeropuerto) y de allí otro vuelo a Madrid. Menos mal que no hubimos de preocuparnos de las maletas ni facturarlas de nuevo. Antes de partir de Luxor, nueva despedida: de nuestro también estupendo guía en Luxor: Mohamed Eldahesh, al que le entregué mi tarjeta de visita por si alguna vez venía por Córdoba y quería que le guiase por nuestra Gran Mezquita.


A modo de epílogo: la vuelta a Madrid transcurrió normalmente y con puntualidad. Con las maletas a tiempo y perfectamente, y no como el último vuelo que hice con IBERIA desde Oporto, en que se extravió nuestro equipaje y sobre el que todavía estamos litigando. En Barajas despedida colectiva: unos a Cataluña, otros a Valencia, Baleares o el País Vasco… Antonio y yo hacia Andalucía; nos volvimos a trasladar en taxi hasta la estación de Atocha porque seguía siendo lo más cómodo y la tarifa ya conocida. El día (domingo) era gris pero no tan frío como esperábamos. Al llegar a esta estación de ferrocarril solo quedaba una plaza para el tren de alta velocidad hacia Andalucía; naturalmente la cedí a Antonio que tenía que hacer un viaje mucho más largo que yo. Adquirí un billete para el siguiente tren y esperé en un bar de la estación. Sobre las 20:30 horas ya estaba de vuelta en Córdoba (me pareció que hacía semanas que estaba fuera). 

Durante la estancia no tuve tiempo ni siquiera de abrir el Cuaderno de Viaje con el que me había obsequiado Casi, sabedora de que me gusta ir tomando notas o redactando a diario las vivencias de la jornada. En cuanto a seguridad, qué decir: en las ciudades siempre acompañados de un agente de la policía, además de los numerosos presentes en cada monumento y en las excursiones siempre escoltados por un coche de policía o del ejército; y numerosos puestos de control y badenes para “calmar” la velocidad del tráfico. En fin, se lo estoy diciendo a mis amigos: si queréis visitar Egipto ahora es el mejor momento: Máxima seguridad y nada de masificación.


Guardo las bellas entradas a los monumentos que visitamos:

 



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30.12.17

VIAJE A EGIPTO 2017 (VI)


Isis lactante alimentando al faraón, a la manera de las vírgenes lactantes del cristianismo.

6ª Jornada: Abydos y Dendera

Dos lugares interesantes que no conocía en directo.

Obydos (o Abydos, porque también lo podemos encontrar así) fuer el primer lugar en visitar este día. Allí se encuentra el templo de Seti I y en su interior, y a un nivel inferior, el Osirión, con presencia de agua estancada. Dentro del templo de Seti pudimos contemplar las listas reales grabadas en relieve. 

Luego nos trasladamos al templo de Dendera, dedicado a la diosa Hathor, de época ptolemaica, famoso por su horóscopo (el primero conocido)  que se desarrolla en dos partes en su sala hipóstila, la cual presenta bellos capiteles hathóricos polícromos, y resumido en la llamada “Losa de Dendera” que cubría una pequeña sala o capilla hoy techada por una réplica, ya que la original se encuentra en el Museo del Louvre, donde ya la había contemplado cuando mi hija, Elena, era pequeña (en los años 90).


Vista parcial del Zodíaco en la sala hipóstila de Dendera

El exterior del templo presenta unas curiosas gárgolas con cabeza de león, de clarísima influencia griega (como algunos de sus relieves), aunque ornamentadas en sus laterales por jeroglíficos sobre los que A. Suárez mostró gran interés.

No recuerdo bien si esa u otra noche Antonio y y decidimos probar suerte en el restaurante del hotel a la hora de la cena descolgándonos del grupo que nuevamente regresó al restaurante habitual. La cena fue excelente, a la carta y con vino. Manteles y servilletas de tela y poco público. Y el precio resultó irrisorio por los dos: 270 libras egipcias (20 L.E. = 1 €); y aun más teniendo en cuenta que me invitó Antonio.

Yo tomé una ensalada (necesitaba tomar verdura ya, aunque conocía el riesgo al que me exponía por estar lavadas con agua del grifo, poco recomendable para aparatos digestivos occidentales). Con este abundante plato me quedé casi saciado, de modo que no pude terminar el plato fuerte, que elegí por parecerme ligero y comer pescado. Creo que era perca del Nilo o algo así, y me la sirvieron en un cuenco de cerámica alto y caliente, con una cubierta a base de una especie de pisto que me lo hizo exquisito pero que fui incapaz de terminar. El postre ya no tenía cabida.

Luego me retiré a la habitación y fumé en su pequeña terraza-balcón que tenía enfrente la pequeña iglesia copta a la que anteriormente me referí, pero con la magnífica vista nocturna del Nilo al fondo.


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29.12.17

VIAJE A EGIPTO 2017 (V)


Maqueta Del Valle de los Reyes

Nos encaminamos en primer lugar al Valle de los Reyes, donde visitamos algunas de sus tumbas  incluidas en la visita aunque algunos miembros del grupo optaron por visitar alguna otra pagando, como la de Tutankamón o la de Seti I. No visité ninguna de estas dos. La de Tutankamón porque todo su interés está en el Museo de El Cairo, donde se expone su tesoro: cámaras, máscaras, sarcófagos, joyas y otro objetos ya vistos. La de Seti I porque creo que ya la visité en mi anterior viaje.

A la entrada del Centro de Visitantes se mostraba una maqueta en plástico transparente con la orografía del valle y las tumbas bajo su superficie.

Más tarde nos dirigimos al templo de Hatshepsut. Había poco público, principalmente parecían japoneses. Allí nuestro guía nos informó que la intención de esta reina era conectar este templo (semispeo) con su tumba en el Valle de los Reyes, al otro lado de los acantilados y una posible historia de amor entre ella y el arquitecto del templo. Nuevamente pude contemplar las columnas protodóricas de uno de sus laterales, cuyo número me pareció haber aumentado, tal vez debido a los progresos en su restauración.


Templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari

Luego acudimos a una cercana factoría o taller de alabastro en Gourna llamado “Sekhmet”, cuyos artesanos trabajaban en el exterior y nos hicieron una demostración de cada una de sus labores y herramientas, e incluso nos invitaron a manejar una de ellas (una especie de gran berbiquí metálico que servía para horadar con precisión el alabastro) en cuyo manejo Marijo, compañera de viaje, demostró grandes dotes. A renglón seguido pasamos a la contigua tienda donde nos obsequiaron con bebidas a elegir. Yo opté por el “carcade”, en memoria de nuestro anterior viaje en que tanto me gustó. Nos asignaron un vendedor a cada uno que ensalzaba las maravillas de las mercancías y su calidad artesanal. Los precios me parecieron excesivos a pesar del obligado regateo. Compré un jarroncito de ónice para regalo y una pequeña figura de la diosa Isis con las alas desplegadas hecha en “piedra de luna”, material fluorescente que brilla en la oscuridad, a la manera que en nuestro país las venden de santos o vírgenes. Tal vez habría que hablar de la “gemoterapia”.

En realidad el viaje estaba relacionado don los chacras, pues los lugares o monumentos que visitamos estaban relacionados con cada uno de ellos, del Bajo al Alto Egipto, ordenados como en el cuerpo humano.


Colosos de Memnón al anochecer

A la salida, empezando a anochecer, hicimos una breve parada en los Colosos de Memnón y luego fuimos a un restaurante concertado en el que por una módica cantidad cenamos un menú compuesto de aperitivos (como hummus…), dos platos a elegir y bebida (solo refrescos) por lo que hube de tomar una Pepsi o Coca-Cola, más postre y un café o té. De primero me elegí una exquisita sopa de lentejas y de segundo el omnipresente pollo (servido en unos bellos braseros rectangulares que ya habíamos conocido en el restaurante de El Cairo). De esta omnipresencia del pollo en las comidas de Egipto me queda la duda de qué opinará Evo Morales al respecto, pues el dirigente sudamericano fue noticia cuando afirmó que la homosexualidad en Europa estaba tan extendida se debía al consumo excesivo de esta ave.


Vuelta al hotel y allí en su lobby o hall todos a conectarnos a Internet, pues era el único lugar con wifi, de modo que la masificación hacía las conexiones muy lentas o francamente imposibles. Esto ya nos ocurrió en el hotel de El Cairo. Francamente me sorprendió -y decepcionó- que tratándose de hoteles de lujo no hubiese wifi en las habitaciones.



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28.12.17

VIAJE A EGIPTO 2017 (IV)


Pirámide escalonada de Zoser

3ª JORNADA: Pirámides de Zoser (Saqqara) y Snefru

En esta jornada, todavía alojados en El Cairo, acudimos a Saqqara para visitar la famosa pirámide escalonada (y por mí nunca vista en directo) del faraón Zoser, de la III dinastía. Cuyo arquitecto, semidivinizado, fue Imhotep. La construcción presentaba andamios en tres de sus lados, lo que significa que se están ocupando de su restauración.

También vimos la pirámide acodada de Snefru  (o Sneferu), ya de la IV dinastía y ubicada en Dahshur y que, al igual que la anterior, visitamos prácticamente solos (nuestro grupo) y escoltados y acompañados de un importante dispositivo de seguridad, bien por un coche policial, bien por otro del ejército que se turnaban. 

De vuelta a la ciudad cenamos en  el restaurante Al Ezba, el de la terraza y los jardines. Y  luego acudimos a otro establecimiento concertado, esta vez de esencias de perfumes, donde su dueño (Gamal), gran experto, disertó sobre cada esencia y sus propiedades en relación con los diferentes chacras (aromaterapia). En principio Antonio y yo reculamos y nos quedamos en la puerta, porque no teníamos intención de adquirir ningún perfume, pero tras el cigarrillo, entre que nos daba “corte” despreciar la hospitalidad de Gamal (quién también nos ofreció bebidas a elegir) y el policía coleccionista de mecheros que nos custodiaba en la puerta del establecimiento, decidimos entrar. Allí aprendimos cosas interesantes de la sabiduría de Gamal.

A la vuelta muchos componentes de la expedición aún tenían fuerzas para acudir al mercado o bazar de Jan el-Jalili (o Khan El-Khalili en inglés), pero yo preferí descansar en el hotel, porque además ya lo conocía.



Monumento a Mariette


4ª JORNADA: Museo de El Cairo-traslado a Luxor-visita nocturna a su templo

La mañana la dedicamos al impresionante Museo de El Cairo, que ya conocía pero cuyo contenido nunca deja de asombrarte y no solo por estar allí el tesoro de la tumba de Tutankamón, o las esculturas exentas o en hueco relieve y bellas pinturas amarnianas, sino por otros elementos que alberga: boomerangs, carros, sarcófagos, cetros… Este museo sigue siendo un almacén de abundantes y abigarradas piezas mal musealizadas: como muestra el que sus amarillentos carteles seguían escritos a máquina mecanográfica. Esperemos que la avanzada construcción de un moderno museo (de camino a nuestro hotel) ponga fin  a su difícil “interpretación”. 

A la salida el punto de encuentro lo teníamos junto al monumento existente en su jardín de acceso dedicado a Mariette, al que yo llamo jocosamente “el arqueólogo dinamitero”, porque utilizaba la dinamita para descubrir cámaras, etc.- 

Antes de tomar el vuelo a Luxor nos despedimos de nuestro estupendo guía egipcio en El Cairo: Hamada Zenhom.



Entrada al templo de Luxor

Así que, ya de noche, llegamos a Luxor e hicimos una visita nocturna a su templo bien iluminado en cuya entrada nos hicimos una foto de grupo en papel. Vi que el arreglo de la calzada o avenida que lo unía con el de Karnak había avanzado con las esfinges que lo flanquean en sus dos lados. Lamentablemente (estaba oscuro) no pude volver a ver el grafiti que el poeta francés Rimbaud había grabado en un rincón de sus muros. Después alojamiento en nuestro hotel, el Eatabe Luxor, cercano al templo y paralelo al río, sobre el que disfruté de bellas vistas tanto nocturnas como diurnas. Mi terraza estaba enfrente de una iglesia copta de factura poco afortunada.


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27.12.17

VIAJE A EGIPTO 2017 (III)


Pirámides satélites y la de Micerinos al fondo

2ª JORNADA: Giza

Comenzamos el día trasladándonos a Giza, concretamente a una altiplanicie desde la que, tras una vaguada a veces transitada por  gente en camellos o caballos, podíamos ver, entre brumas, la pirámide de Micerinos precedida de otras pirámides menores. Luego avanzamos hacia ella y la rodeamos en dos de sus lados. Nos paramos en algún templo donde nuestro guía nos habló de aquellos lugares. Desde este punto se contemplaba una bella imagen de la pirámide de Kefrén. A que nos acercamos y vimos los restos de su templo funerario y el  arranque de su calzada hacia el templo del valle y la Esfinge.

Luego nos dirigimos hacia la Gran Pirámide (Keops), dónde antes de llegar nos acosaron varios vendedores: fotos en o junto a su camello, tocados árabes, etc. Accedí a algunos de sus ofrecimientos antes y después de penetrar en el Museo de la Barca de este faraón en cuyo interior no hice fotos por el sobreprecio que esto suponía; y no por cicatería, sino por principios: si tengo que pagar por visitar un lugar no me parece bien tener que pagar un extra por fotografiarlo, sobre todo teniendo en cuenta que está hiperfotografiado y sus imágenes disponibles gratuitamente en Internet. Y es que me gusta hacer fotos originales.

A la salida de este museo nuevo acoso de los vendedores, con alguno de los cuales me hice fotos ataviado a lo árabe. Luego entrada a la pirámide de Keops pero antes le pedí al amigo Antonio Suárez que me hiciese una foto parecida a la que tengo de 1991, en una de las gradas de este monumento. El guía me insistió en que entrase, aunque no tenía ganas porque ya lo había hecho, casi en solitario, la vez anterior y me echaba para atrás tener que andar casi a gatas durante un cierto trayecto, cuya altura parecía que habían aumentado desde entonces y solo había que cuidar un poco la cabeza. Siguiendo la recomendación de nuestro guía español (Manuel J. Delgado) llegué hasta el arranque de la Gran Rampa, donde permanecí durante 10 minutos más o menos. Mal sentado en una escalinata formada por escalones de metal en forma de grapa en la que se te incrustaba en la espalda el escalón de más arriba. Aquello era una feria, un trasiego de gente que había accedido a la Cámara del Rey sin apenas darle importancia. Necesitaba aire y me salí. Nunca debí haber entrado.


Sobre la Gran Pirámide (Foto de A. Suárez)


A  la salida fueron reagrupándose los miembros del grupo y, una vez todos juntos, visitamos restos del templo previo a la pirámide y, en requiebro de su laberíntico trazado, nos despistamos tres del grupo. Seguimos las indicaciones de  los guardianes del lugar pero no conseguimos dar con la pista del resto del grupo. No me encontraba especialmente estresado o, al menos, no era consciente de ello porque nuestra próxima parada no tenía pérdida: la Gran Esfinge, a la que se accedía descendiendo una gran avenida que teníamos a la vista y que llegados a ella nos permitió reunirnos con el resto del grupo, que al parecer se había retrasado. Una vez reagrupados y en la cola para acceder a la Esfinge, y tal vez agobiado por las fotos o selfies que algunos nativos querían hacerse con nosotros, sentí un poco de mareo. Serían las 15 o 15:30 horas y a plano solano cuando noté un cierto mareo. Iba a avisar al grupo cuando perdí la consciencia. La recuperé cuando nuestro microbús nos trasladaba a una farmacia. En el trayecto, mis ángeles guardianes (Marijo/Rosa – Rosa/Marijo), expertas en salud, me contaron lo ocurrido porque había perdido la memoria inmediata: un ataque epiléptico en el que convulsioné durante pocos minutos. Les dije que no era epiléptico pero, como buenas profesionales de la salud, me indicaron que eso no era importante, pues este tipo de ataques pueden ocurrirle a cualquier persona. Me llevaron a una farmacia donde me tomaron la tensión: tenía de máxima 21. A continuación me trasladaron a un médico que me volvió a tomar la tensión (la tenía ligeramente más baja), me suministró una pastilla bajo la lengua y una inyección. 

El resto de la tarde, como el resto de los días, transcurrieron normalmente. Tras el médico y ya todo el grupo junto, fuimos a merendar-cenar en la terraza de un restaurante al aire libre con un jardín en el que tenía jaulas con algunos animales. La cena, el restaurante y el ambiente me sentaron bien. Luego fuimos a descansar al hotel Mercure Cairo Le Sphinx donde nos alojábamos. Un apreciado descanso.


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26.12.17

VIAJE A EGIPTO 2017 (II)


Mapa del Antiguo Egipto

El viaje comenzó saliendo de la estación de Córdoba sobre las 9 horas. A la llegada a la estación de Atocha me estaba esperando Antonio Suárez, que había arribado con antelación. Allí decidimos coger un taxi para trasladarnos al aeropuerto de Barajas a tiempo, evitando trenes de cercanías, transbordo y metro. Llegamos al aeropuerto con hora sobrada (la cita era a las 12:30) y ya estaba allí Manuel J. Delgado, el guía de nuestra expedición.

Todo transcurrió con normalidad: salida del avión a El Cairo y llegada a la capital de Egipto, donde era 1 hora menos. No obstante, nuestra llegada al hotel se produjo a las 23 horas. Ya a la mañana siguiente nos teníamos que levantar temprano para acudir a nuestra primera excursión.

Las jornadas del viaje fueron las siguientes:

1ª) Meidum-Beni Hassam-Amarna (domingo 3-12-17)
2ª) Giza (lunes 4-12-17)
3ª) Saqqara y pirámide acodada de Snefru (martes 5-12-17)
4ª) Museo de El Cairo - vuelo a Luxor - visita nocturna a su templo (miércoles 6-12-17)
5ª) Valle de los Reyes - Templo de Hatshepsut - Colosos de Memnón (jueves 7-12-17)
6ª) Abydos y Dendera (viernes 8-12-17)
7ª) Karnak e Isla de los Plátanos (sábado 9-12-17)

La 8ª jornada fue el regreso a España: Luxor-El Cairo-Madrid- Córdoba.

Las visitas/excursiones a todos estos lugares fueron intensivas a la par que extensivas (por su larga duración). Las comidas las tomábamos en el microbús que nos trasladaba, abasteciéndonos  con los víveres que, obsequiosamente, nos ofrecían los compañeros de viaje: sobrasada menorquina (J. Luis), fuet (Kika), queso tipo Idiazabal (Mena), buen jamón (Ana, Jesús y otros), aceitunas… y panecillos y otras cosas con las que arramblábamos del desayuno en los buffets de los hoteles en los que nos alojamos.

A la vuelta de nuestras incursiones hacíamos una especie de merienda-cena con la que reparábamos fuerzas. Hay que tener en cuenta que allí empezaba a anochecer sobre las 17 horas.

Pirámide truncada de Meidum


1ª JORNADA: Meidum-Beni Hassan-Amarna

Llegamos a Meidum a las 7:30 horas, pero no “abrían” las visitas hasta las 8, con lo que hubimos de esperar en su planicie dónde todavía hacía frío, el cual desaparecía a medida que el sol se elevaba y habíamos de recurrir a la “operación cebolla”: ir quitándonos ropa por las temperaturas más que primaverales de las horas centrales del día.

De allí nos desplazamos hasta la lejana Tell-El-Amarna, dónde, en solitario, subimos una elevada pendiente para visitar  varias  bellas tumbas de Beni Hassam y cerca amarnianas, desde cuyos acantilados se divisaba, abajo, el fértil valle del Nilo; su franja verde repleta de cultivos. Ya abajo, y de refilón, pudimos acceder a lo poco que queda del palacio amarniano, cuya ciudad, totalmente arrasada (como Cartago), debió ser magnífica. En las tumbas me sorprendió la abundante presencia de columnas protodóricas que, hasta entonces, solo había contemplado en el templo de Hatshepsut. Y también las escenas  pictóricas de lucha que ornamentaban algunas de sus paredes. Una lucha mucho más “libre” que la grecorromana a juzgar por algunos de sus golpes.


Escenas de lucha en una tumba de Beni Hassam

Como el lugar estaba alejado, volvimos tarde a El Cairo. Y es que fueron unos 700 kms. Los recorridos.


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21.12.17

ABDALLA (EGIPTO I)




Comienzo esta crónica de mi reciente viaje a Egipto por el final. Porque me conmocionó. La foto pertenece a un niño que dijo llamarse Abdalla (عبدالله). Fue le último día de nuestra estancia en Egipto, cuando terminábamos las compras de los últimos regalos en una galería comercial cercana a nuestro hotel. Cuando yo estaba sentado en la gradilla del escapárate de una tienda, en que una compañera de viaje ultimaba sus compras de esencias de perfumes, porque estaba exhausto de la larga jornada y las compras.

Abdalla se me acercó con su simpática sonrisa, me tendió la mano que yo estreché y me preguntó de dónde era yo. Mediante gestos, y un poco de inglés, conseguimos entendernos. Creo que ayudaba a su padre en un comercio contiguo. Siempre muy educado curioseó sobre qué llevaba en mi mochila. Sin dudarlo se la abrí: pequeños obsequios para familiares y amigos de Córdoba y sobre todo un manojo de plátanos de mi compañera  (que me confió su custodia) con el que nos habían obsequiado  en la previa visita a la Isla de los Plátanos. Me pidió uno que naturalmente  le di, y su siempre sonrisa, se iluminó. ¡Fue para mí un momento maravilloso! El ver tan feliz a un niño de 9 o 10 años.

He visto el país tan empobrecido o más que la anterior vez que lo visité, en 1991. Pero a sus niños felices, siempre saludándonos sin esperar nada, cuando en nuestro microbús atravesábamos ciudades o pueblos.

Finalmente Abdalla me pidió que le hiciese una foto que la mostré al instante gracias a nuestras magníficas cámaras digitales. Se puso más contento. Lamentablemente él no volverá a ver esa foto, aunque a mi me gustaría mucho que lo pudiese hacer. He pensado que la próxima vez que viaje a un país así debo llevarme la Polaroid, y obsequiarles con una foto en papel, que seguramente les parecerá magia por la forma en que va emulsionando y apareciendo.

En fin, gratas bendiciones que uno va encontrando donde menos lo espera.

P.S.: Gracias a nuestro magnífico guía Mohamed Eldahesh que me ha aclarado el nombre e incluso me lo ha enviado en árabe.

26.11.17

Exposición de Juan Orozco (Joros) en Córdoba.




Me avisa el amigo Alfredo Jurado de que será el encargado de presentar una exposición de pinturas de Juan Orozco (“Joros”), en la galería cordobesa “Arc-en-ciel” de Maite Béjar.

Le comunico que no podré asistir a esa inauguración, pero que la visitaré y documentaros más adelante. Y lo hago la semana pasada. La exposición solo está abierta por las tardes y cuando acudo me recibé muy bien Maite, como es su costumbre, y me permite hacer todas las fotos que quiera. También departimos de nuestra común amistad con Alfredo y de como asistí a la presentación de su excelente poemario “CÓDIGO DE LA NIEBLA” que me regaló dedicado. Evento que tuvo lugar en casa de Maite.


La exposición se compone principalmente de rostros o bustos de mujeres, aunque también con dos o tres masculinas. Con muchos símbolos y colorismo simple y alegre. Algo entre lo naïf y el fauvismo. Me gustó.


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10.11.17

Exposición del “EQUIPO 57” en Córdoba


Sin título (CO-1961), 1961

Esta exposición permanecerá abierta hasta el 3-12-2017. Se encuentra en la sede de la “Fundación Rafael Botí” en la calle Manríquez nº 5.

Consta de esculturas (planta baja), pintura, mobiliario y diseños (1ª planta)  y pinturas, documentación y un vídeo (2ª planta), acerca de este grupo de vanguardia cordobés.A pesar de que su fundación y acciones comienzan en el año que da título a este grupo de artistas, 40 años después de las primeras obras abstractas de la vanguardia europea (Bauhaus, Mondrian…), no puede dejar de llamar la atención  que en una ciudad tan provinciana y conservadora como Córdoba, y en plena Dictadura franquista, este grupo que germinó en París en 1957, “una buena parte de su núcleo se incuba en Córdoba”. Entre sus integrantes o colaboradores  se encontraban los cordobeses José Duarte, Juan Serrano, FranciscoAguilera Amate, Luis Aguilera Bernier y Rafael de la Hoz , así como José María García Paredes y los vascos Agustín Ibarrola y Jorge Oteiza.

Destacable exposición aunque poco apta para los amantes de lo figurativo y muy recomendable para  quienes aprecian la abstracción geométrica, el color o el diseño de mobiliario moderno. Además, con contenido social que se refleja en frases del grupo insertadas entre las imágenes y demás de la 1ª y 2ª plantas.

Hay un catálogo de la exposición que se puede solicitar gratuitamente en la Recepción   de este centro artístico.

Muy recomendable.


Vista general de las esculturas (Planta baja)


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