25.10.08

Doña Mencía


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Después del verano, reanudamos nuestras salidas arqueológicas con una excursión a Doña Mencía. La suerte nos sonríe desde la llegada cuando encontramos recién reabierto su puesto de jeringos. Tras degustarlos nos dirigimos a la Torre de la Plata, donde Esteban Luque, presidente de la Asociación Cultural local, nos ilustra detalladamente sobre su historia y la de la necrópolis tardorromana que la rodea. Retornamos al pueblo pasando bajo una transitada Vía Verde y recorremos algunas de sus calles atentos a las suculentas explicaciones de nuestro ya amigo Esteban: el escudo municipal más antiguo de la localidad (siglo XVII), la calle Granada y sus llamativas casas de estilo modernista o regionalista, y otros edificios de interés que las gentes de su asociación tratan de salvar y poner en valor.

Llegamos al castillo y ante nosotros se despliega un maravilloso compendio de arqueología: desde el yacimiento neolítico más antiguo de la provincia a molinos del siglo XVIII pasando por el sustrato romano y naturalmente el medieval, origen de la fortaleza.

En el Museo Histórico-Arquelógico, decano de los museos provinciales, admiramos las piezas halladas en los numerosos yacimientos del término municipal, como El Laderón. Entre todo el material expuesto, desde útiles prehistóricos a inscripciones árabes, me llaman la atención un ídolo prehistórico de la edad de los metales y un relieve visigodo que me trae recuerdos del arte asturiano. Por indicación de Carlos Campos, fotografío un dragón para la colección de Elena.

El museo me parece estupendo. Y muy completo. Además, gozamos de la amabilidad de sus responsables, que gentilmente nos obsequian con un DVD sobre el mismo, así como con un libro de Juan Valera, junto a otro material práctico.

Tras la intensa y grata jornada (han dado las tres casi sin darnos cuenta) apagamos la sed junto a un retrato de Carlos Marx (según Marco El capital está casi agotado en Francia por la crisis) y nos despedimos de Esteban. Por consejo suyo comemos en Casa Morejón, donde nos sorprenden sus ricos “pajaritos de huerta”.

Luego de una animada sobremesa nos dirigimos a los coches en compañía de una leve lluvia que nos ha respetado a lo largo de toda la visita. Inolvidable visita en la que hemos disfrutado del rico patrimonio histórico, artístico y cultural de esta localidad con enormes potencialidades turísticas.

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