25.7.18

CRÓNICAS TURCAS (Estambul 2)


Otras muchas bondades…

Además de sus muchos monumentos, en gran parte mezquitas de distintos siglos (algunas de ellas iglesias bizantinas reconvertidas), la seguridad de sus calles es tremenda, con coches policiales blindados en los principales lugares de afluencia y discreta vigilancia en otras zonas turísticas. Nada de asaltos o atracos fuera la hora que fuese. Y nada de picaresca en hoteles y restaurantes, como ocurre en otros países islámicos (Marruecos o Egipto). Los precios fijados en sus cartas o tarifas sin ninguna marrullería; sin pedir nada a cambio del excelente trato que se recibe por parte de los turcos, siempre dispuestos a ayudarte. Solo simpatía natural. Incluso si detectaban que eras español se esforzaban en chapurrear algunas palabras en nuestro idioma para que te sintieses bien. Porque muchos de ellos habían estado trabajando en España (Málaga, Madrid, Barcelona, Islas Canarias). Un encanto, vamos. En Turquía saben tratar al turismo.

Me sorprendió la juventud de su población y la cantidad de niños. La mayoría de jóvenes que trabajaban en servicios de hostelería (restaurantes, hoteles, etc.) y también como guías en grupo que vestían una camiseta azul rotulada con “Ask Me” en los sitios más turísticos para orientar gratuitamente  los “guiris”. (Por cierto, que la palabra turca “Giris” significa “Entrada”). Una nota jocosa.

Jóvenes "Ask Me"

Y en cuanto a los niños, qué decir. Los vimos vestidos principescamente (como en Aladino) cuando celebraban la fiesta de su circuncisión. Muy graciosos y siempre educados, incluso con sus patinetes, bicicletas, pelotas y artefactos volanderos en las plazas. Y de entre ellos, los más mayores, colaborando durante la noche en negocios posiblemente familiares, aprendiendo el oficio, algo que en nuestro país sería considerado “explotación infantil”, como Harum, que tendrá entre 10 o 12 años, y que nos atendió algunas noches cuando nos solazábamos, tras una intensa jornada, en una de las terrazas de la misma calle de nuestro hotel. Todo formalidad y disciplinada atención.

Bolardo moderno y bello en una calle de Estambul

La limpieza de calles y locales hosteleros también me sorprendió, equiparables cuando no superiores a los de España y otros países europeos.

En cuanto a los transportes igual se puede decir: modernos, limpios, confortables. Utilizamos principalmente el tranvía, pero también el funicular y el autobús. En los tranvías me llamó la atención el ver pegatinas en sus cristales contra el “manspreading”,  un concepto que no conocía hasta entonces, pero también, negativamente, el que no hubiese asientos reservados para ancianos, embarazadas o minusválidos. Y el que apenas existiese la cortesía al respecto. Para quienes van a permanecer varios días es recomendable sacar la tarjeta recargable de transporte, que a nosotros nos recomendaron y facilitaron en el hotel y que se puede recargar en una especie de cajeros siempre cercanos a las distintas paradas. El ahorro es significativo.

Pegatina contra el "manspreading" en un tranvía de Estambul.


…Y algunas objeciones

Algunos taxistas se niegan a hacer una carrera que les parece corta, y si la aceptan, tratan de fijar el (alto) precio de antemano, sin atender a lo que marca el taxímetro. Los “transfers” entre el aeropuerto y el hotel y viceversa es mejor contratarlos por nuestra cuenta, y no a través del hotel de destino, porque el hotel se lleva una alta comisión y además se desentienden del servicio aduciendo que son meros intermediarios. Eso lo sufrimos sobre todo a la vuelta, cuando el transfer contratado tenía que estar en nuestro hotel a las 9:30 y llegadas las 10 horas no aparecía,  con lo que se ponía en juego la posibilidad de perder nuestro vuelo. La cosa se solucionó a iniciativa nuestra, cuando, pasadas las 10 horas, decidimos parar cualquier taxi que circulaba libre por la calle donde estábamos esperando el contratado transfer. Determinado a pagarlo de nuestro bolsillo a pesar de que ya habíamos pagado una cantidad considerable en el hotel para el medio de transporte que no aparecía. Pero el empleado del hotel que nos asistía en la espera del transfer, ante nuestra determinación, paró él mismo un taxi para que nos llevase en tiempo al aeropuerto; eso sí, abonándole este empleado mucho menos de lo que habíamos pagado en el hotel por este servicio.



MÁS FOTOS (Palacio Topkapi, Santa Irene y Basílica Cisterna): AQUÍ
(San Salvador in Chora, Gran Bazar, Mesquita de Solimán...) AQUÍ




No hay comentarios: