3.12.19

La Flora del Quijote (y mi wiki)



He trabajado este libro que encontré en un mercadillo de trueque de los que se vienen celebrando en Córdoba. Tiene un índice de nombres de especies vegetales que aparecen en la obra de Cervantes, sus nombres científicos, fotografías de cada una y al menos una cita cuando aparecen en la obra cervantina, señalando los capítulos en que se mencionan, el número de veces que lo hace y los capítulos que la citan. 

Mi contribución ha consistido en añadir más citas, colocar enlaces a las especies menos conocidas y corregir algunas omisiones o erratas, así como algunas indicaciones útiles. Para acceder a ella he creado un índice de nombres con el que facilitar la consulta.

Se puede ver aquí: La Flora del Quijote
Y es que la he alojado en una wiki personal que, hasta ahora, versa principalmente de libros que he destripado (en el buen sentido), últimamente. Pero eta obra es la primera que he completado, o casi, porque lo buenos de las wikis es que se pueden ir mejorando, completando, con más aportaciones que puedan hacer otras personas. En fin, que las wikis están en “permanente construcción”; y esa flexibilidad me parece una ventaja a la hora de ampliar y mejorar el conocimiento. Además de otras ventajas como la licencia libre que permite copiar, modificar, etc.  sin derechos de copyright. Una gota más en defensa de la “Cultura libre”, por la que vengo luchando y militando desde hace más de una década.

Otros libros que en esa misma web llevo avanzados son: El corazón aventurero (E. Jünger), El miedo a la libertad (E. Fromm), El hombre rebelde (A. Camus) o Epistolario (H. Miller)… En ellos se pueden consultar índices onomásticos o temáticos; y se irán llenando de más contenidos. La lista de mis aportaciones en esta wiki va al final de esto, algún breve ensayo de mi cosecha incluido aquí.


Para quien guste.



14.10.19

40 AÑOS (IX Promoción de Historia y Geografía)






Hace ya cuarenta años y, aunque parezca un tópico, para mí fue como anteayer, por la vividez de los recuerdos de entonces.  Como cuando estábamos en la cola de la Secretaría de la Facultad de Filosofía y Letras para matricularnos en “Historia y Geografía”. Aún recuerdo que estando allí  se acercaron dos amigas filólogas para disuadirme de que me matriculase en esa carrera porque no tenía salidas. Naturalmente chocaron con mi firme determinación  y mi avalada testarudez, además de que elegí tales estudios por gusto.

Corría el año 1979 y por entonces las matrículas se hacían presencialmente, sin internet ni padres al lado. Los jóvenes hacíamos una larga cola, y tras ser atendidos por el personal administrativo, debíamos acudir al cercano banco (Monte de Piedad, hoy Cajasur K) para ingresar el importe de la matrícula (unas 12.000 pesetas, creo recordar) y volver a la cola  para entregar el justificante del ingreso bancario y de este modo terminar de formalizar la matrícula. Y así ingresé en la IX Promoción de Geografía e Historia de la universidad cordobesa (UCO).

Dado que yo me encontraba trabajando lo hube de hacer en el turno vespertino que por entonces existía. Allí mis compañeros era mayores que yo, muchos de ellos maestros en ejercicio. Pero en los cursos siguientes se unió a nosotros un numeroso contingente de jóvenes, tal vez excedentes del masificado turno matutino, y fue entonces cuando empezó a fraguarse una amistad que perdura hasta hoy. Contribuyeron a ello los cafés o fifty-fifties en el bar Mezquita (el de los boquerones en vinagre), la animadas fiestas de la Primavera en la facultad o los partidos de futbito en la antigua Escuela de Agrónomos (ETSIAM), y por supuesto el generoso traspaso de apuntes y trabajos entre todos sin la competitividad que, según parece, domina la época actual. Pura y saludable camaradería.

Nuestra procedencia era variopinta: Córdoba capital (pocos), localidades cordobesas como Cabra, Puente Gentil, Montilla Pozoblanco o Castro del Río, y de Jaén (que entonces no tenía universidad), así como de otras partes de la geografía hispánica: Ibiza, Badajoz, Soria…

Después de terminar los estudios en 1984 cada cual siguió su camino, aunque sin perder el contacto que tan gratamente ha perdurado hasta hoy. La mayoría, tras los duros años centrales de la década de los ’80, fuimos encontrado trabajo, mayormente en el sector público (enseñanza u otros). Y hoy estamos  distribuidos; ciertamente la mayoría en la provincia de Córdoba pero otros en Cádiz, Ibiza o Murcia. Algunos ahora peinamos canas y muchos tenemos hijos adultos, pero el vínculo de la divina amistad no se ha perdido.

Hace nueve años logramos reunirnos para comer, y desde entonces la cita se ha convertido en anual.


Historias de la Historia, “microhistoria”, “intrahistoria” o simplemente Historia, que al fin y al cabo es lo que hacemos los seres humanos en nuestro devenir.


27.9.19

LA FOTOGRAFÍA



Kodak Instamatic. Foto tomada de Lomography


Soy aficionado a la fotografía desde que tenía 15 años. Mi primera cámara fue una Kodak Instamatic que me regaló el Círculo de Lectores por hacerme socio. Después y junto con Antonio Suárez, compañero y amigo, se intensificó nuestro interés por esa afición y ambos nos compramos la Yashica Electro 35, con buena óptica pero no réflex. Además yo la adquirí a plazos, mediante las antiguas “letras” porque mi economía no daba para más. Fue en una tienda que había en el barrio de Valdeolleros, en una de las calles con nombre de pintores.

Yashica Electro 35. Foto tomada de Cashconverters.

Me pasé a las diapositivas porque resultaban más económicas que el positivado en papel. Empecé con marcas de pobre calidad, como ORWO y después otra mejor que se llamaba PERUTZ; AGFA y KODAK no estaban todavía a mi alcance, y llegarían después junto con mi primera cámara réflex que fue la PENTAX  K 1000, marca que no abandoné mientras duró la fotografía no digital, pues era una marca de calidad pero de precio notablemente más bajo que las afamadas Nikon o Canon. 



Pentax K 1000. Foto tomada de Kenrockwell

Y así, con un grupo de amigos y conocidos también aficionados, creamos la primera asociación fotográfica de Córdoba. Todo en torno a la tienda LINARES en la calle Concepción, que era nuestro lugar de encuentro y dónde nos asesoraba amablemente el Sr. Linares que además de honesto vendedor fue un humilde gran fotógrafo poco dado a la fama. Seguí siendo cliente de esta tienda cuando se trasladó a la calle Historiador Díaz del Moral (antes Eduardo Quero) y luego a Cruz Conde. En ella conocí a Antonio García, de mi edad, y del que me hice amigo por ser ambos adolescentes que trabajamos en la misma calle: él en la tienda de fotografía y yo en una oficina cercana. También Antonio era aficionado y nos asesoraba sobre cámaras, accesorios y técnicas. Cuando él montó su propia tienda (FOTO CB, en la calle Doce de Octubre) le seguí como cliente.

Folleto de la Exposición "Fotografía Neurótica"

El colectivo de amigos tomó finalmente el nombre de “Colectivo 3x1”, porque lo fundamos 3 Rafaeles y un Gerardo. Luego se fueron agregando amigos y amigas (Aurora Pérez de Algaba, Inma Criado, Pablo Montero...) y organizábamos safaris fotográficos y exposiciones en la calle, como en el Paseo de la Victoria, el antiguo viaducto o el Barrio Naranjo. También una exposición sobre el desnudo en el Círculo Cultural Juan XXIII.  El culmen del colectivo fue la organización de la “I Exposición de Fotografía Neurótica” en la Posada del Potro en 1984, con gran éxito de convocatoria y público además de muchas fotos de calidad venidas incluso desde Japón.

Tras el colectivo, algunos miembros se dedicaron a la fotografía profesional, como Rafa Montes. Yo me dediqué efímeramente a ella, y en un tris estuve de dedicarme plenamente porque me quedé en paro, eran malos tiempos (crisis del 82) y había que buscarse la vida. Conseguí algún modesto premio, alguna mención  internacional, una exposición personal y ver publicadas algunas en libros.

Antes, incluso tuve un laboratorio de revelado y positivado en blanco y negro, que montaba por la noche en el cuarto de pila de mi casa, aunque final y definitivamente adopté la diapositiva en color. Hasta que llegaron las digitales, una verdadera revolución técnica y económica que puso al alcance de cualquiera la afición fotográfica.

La primera digital que tuve fue una RICOH de escasa resolución y tamaño (como fueron las primeras), luego una NIKON que me prestó buenos servicios pero que todavía no era réflex, y tras ella una excelente “bridge” con excelente óptica y potente teleobjetivo con magnífico rendimiento de la marca SONY. Todas ellas “murieron” por la “obsolescencia programada” y duraron menos de 5 años cada una. Finalmente volví a Pentax ya réflex digital, lo que me permitía utilizar los objetivos que tenía de la analógica. Me costó muy barata, con objetivo zoom incluido y de momento parece ser que va superando la “maldición de los 5 años”.

La revolución tecnológica también me permitió digitalizar todas las cajas de diapositivas que tenía (unas 150) y algunas en papel. Hoy están alojadas en Flickr, junto con gran parte de las fotografías digitales hasta la fecha. Son más de 40 años de imágenes (unas 20.000). Las sigo titulando y etiquetando, lo cual facilita enormemente su archivado y localización. Y muchas están bajo licencia Creative-Commons para que la pueda utilizar cualquiera con solo mencionar la fuente, porque soy un firme defensor de la cultura y el software libres.


Si me dediqué a la fotografía fue por mis nulas aptitudes para otras artes, como la pintura, la música o la literatura. Es una de mis tres grandes pasiones junto al viajar o el leer. Y me permite captar la belleza que contemplo para recrearme luego en ella; pero también porque me sirve como documentación de lugares, monumentos, personas o hechos. Por eso que nadie que se atreva a echarles un vistazo piense que se trata de “obras artísticas”; las hay mejores y peores, buenas y menos buenas, interesantes o irrelevantes para muchos, pero importantes para mí. También algún experimento gráfico. Porque mi cámara es mi libreta de notas y yo “solo soy un ojo” que capta lo que le interesa o le asombra.



14.9.19

PERVERSIDAD (Exposición en el Mº Carmen Thyssen Málaga)


Portada del catálogo


In extremis pude visitar esta exposición en el Museo Carmen Thyssen de Málaga que me había recomendado un amigo y que finalizaba el día 8 de septiembre.

Su título completo era “PERVERSIDAD. Mujeres fatales en el arte moderno (1880-1950)”. Un tema interesante (y atrevido en estos tiempos) que ya conocía porque fue frecuente a finales del siglo XIX y principios del XX, especialmente con el simbolismo y otras vanguardias coetáneas.

La exposición, con una buena selección, constaba de tres secciones: 1) Belleza maldita, 2) Reinas del abismo y 3) Nuevas mujeres. Y contenía 70 obras procedentes de varios países y 35 autores entre los que no eran pocas las mujeres: 

Hermen Anglada-Camarasa, Federico Beltrán Masses, Manuel Benedito, Carles Casagemas, Auguste Chabaud, Dalí, Rogelio de Egusquiza, Roberto Fernández Balbuena, Charles Gamoin, Pablo Gargallo, Grosz, Antonio de Guezala, Xavier José, Klimt, Maruja Mallo, Frances Masriera, Modigliani, Rafael Pellicer, Rafael de Penagos, Picasso, Ignacio Pinazo, Man Ray, Julio Romero de TorresFelicien Rops, G. Rouault, Olga Sacharoff, Ismael Smith, Joaquim Sunyer, Delhy Tejero, Henry Thomas, Suzanne Valadon, Kees Van Dongen, Daniel Vázquez Díaz, Franz Von Stuck, Zuloaga.

Pinturas, dibujos, grabados, esculturas y fotografías componían esta exposición que se podía fotografiar (como todas las obras del museo), cosa que no hice, entre otras razones porque no portaba mí cámara. De modo que, ante mi satisfacción, decidí adquirir el catálogo, hábito que he recuperado y que hace tiempo abandoné debido a mi exceso de confianza en internet y mi abultada biblioteca; el precio era asequible y además de contener las imágenes de todas las obras expuestas, sumaba tres apartados introductorios relacionados:

1) Orígenes y desarrollo iconográfico del mito de la Femme fatale
2) Mujeres modernas en la ilustración gráfica española.
3) Femmes fatales del cine negro.

Entre las obras me llamó especialmente un cuadro del cordobés Julio Romero de Torres, en el que aparece una mujer con un revolver, titulado Mujer con pistola de 1925.


No salí defraudado.


Aves nocturnas, de Daniel Vázquez Díaz (1907)





4.8.19

Madrid-Vitoria-Bilbao


Calle en la Parte Vieja de Vitoria

Todo comenzó con la propuesta de un amigo para visitar la exposición “Miradas afines” que por estos días se expone en el Museo del Prado. Le dije que porqué no extender el viaje a Vitoria y Bilbao, porque la primera no la conocía -a pesar de haber estado muchas veces cerca y de que todo el mundo coincide en que es una bella ciudad- y en cuanto a la segunda ha había estado “long time ago” pero sin ver terminado su museo Guggenheim.

Nada más a llegar a Madrid y dejar la maletas en el cercano hotel Paseo del Arte, nos dirigimos al Prado. La exposición me encantó, entre otras razones por poner de manifiesto los puntos de contacto de varias escuelas de pintura europeas del siglo XVII por encima de hacer hincapié en los nefastos nacionalismos hoy tan en boga. 

Allí había también una exposición dedicada a Fra Angelico y su época que no vi detenidamente porque me sentía saturado de imágenes e información. Luego comida en el restaurante Edelweiss -a la espalda del Congreso de los Diputados- hoy convertido en una mezcla de comida occidental y oriental.

Al día siguiente traslado a Vitoria en tren con breve escala en Valladolid. Llegamos a mediodía bajo la lluvia prevista y luego fuimos a comer a un restaurante cercano y recomendado por el hotel NH Canciller Ayala: El Berenjenal, lugar moderno pero acogedor con precios de la gama media-alta, dónde dimos cuenta de un besugo e ijares de atún. Ambos jugosos y exquisitos.

A la mañana siguiente visita al casco histórico vitoriano: calles pulcras, rincones preciosos, iglesia de San Miguel y la catedral Vieja, además de su “nevera” del siglo XIX junto a las antiguas murallas. Todo muy bien conservado. Vitoria me gustó mucho: tranquila, bella…

Nevera

Panel nevera


En la jornada posterior traslado a Bilbao, donde pernoctamos dos noches en el hotel Petit Palace Arana, un hotel high tech situado en la Parte Vieja pero colindante con el ensanche y muy cercano a nuestros objetivos: el Guggenheim y el Museo de Bellas Artes. Éste último me encantó. Y lo hizo por su selecta y variada colección, así como por su organización en salas ordenadas alfabéticamente pero de forma temática: por ejemplo, la “A” de azul, la “M” de madre, la “V” de vacío, etc.

El almohadón rojo, de G. Cesetti, en el Mº de Bellas Artes de Bilbao

A mediodía comida en la casa familiar de Mª Jesús Monedero y su agradable y hospitalaria familia (hospitalidad vasca siempre). Además Mª Jesús nos había dejado en el hotel abundante y útil documentación sobre la ciudad y dos invitaciones para visitar la obra de Gehry, lo que hicimos a la mañana siguiente, no sin antes visitar su catedral, el Mercado de la Ribera y la iglesia de San Antón.

El contenido del Guggenheim me decepcionó, aunque estaba avisado, pero es que la construcción de este museo ha contribuido mucho a la mejora de la ciudad, convirtiendo espacios llenos de antiguas instalaciones industriales y portuarias abandonados, sucios y yermos por la reconversión industrial, en lugares de esparcimiento, agradables y palpitantes de vida.

Luego comida de despedida con Mª Jesús y su familia en el restaurante Iruña, con aspecto neomudéjar acogedor y con azulejos de anuncios de vinos y licores de factura andaluza.

Y después, regreso accidentado: nuestro vuelo a Málaga sufría retraso (huelga de algunos aeropuertos españoles), lo que ocasionó que perdiese el último tren a Córdoba, por lo que me vi obligado a pernoctar en Málaga con mala suerte. Y no solo porque el hotel al que me dirigí estaba completo, sino porque el tren que pensaba coger al día siguiente estaba anulado (huelga ferroviaria) y el anterior tenía completa la clase Turista, por lo que hube de aceptar el viajar en Preferente y su coste. Solo una  reflexión ¿Por qué los usuarios somos las víctimas principales de este tipo de huelgas?


Más fotos de VITORIA: aquí
Más fotos de BILBAO: aquí
Mas fotos del MUSEO DE BELLAS ARTES DE BILBAO: aquí





12.7.19

Un árbol. Los árboles




En estos días hay desencadenada una pugna en mi ciudad acerca de un olmo centenario (¡qué diría Machado!). Se trata de un árbol que se halla en la Ronda del Marrubial, que está siendo remodelada. Pero es que más adelante hay un bosquecillo de moreras, sobre el que no se ha dicho apenas nada, pero que también serán eliminadas.

Un grupo de gentes de Córdoba (vecinos de la zona y defensores de los árboles) se han opuesto a su tala, que realmente es una barbaridad. Como alternativas se ha propuesto su traslado y replantación, cosa de éxito incierto  a tenor de la opinión de los expertos.

Pero es que no se trata solo de conservar este ejemplar; más bien de mantener el cada vez más escueto arbolado de esta ciudad progresivamente “granitizada”. Y de conservar su “paisaje urbano". A más de la sombra y cobijo que indudablemente los árboles aportan. 

Sin duda hay soluciones técnicas: por ejemplo, desdoblar la calzada de dos carriles por dirección previstas y dejar una isleta con el árbol, los árboles, que se prevén exterminar. Esta isleta permitiría conservar los árboles y que los ciudadanos gozasen de su sombra y frescor. Tal vez se podría colocar un banco o varios para disfrute de vecinos y viandantes. Lo agradecerían.

Los políticos, en cuyas manos está el asunto, pueden alegar problemas técnicos (superables) y económicos, pero ¿qué problema económico no es superable cuando muchos presupuestos de obras públicas se disparan sin que les caiga una pestaña a sus responsables?

Además, esta conservación sería un monumento a la sensibilidad democrática de los dirigentes y a su audacia, porque tendrían la oportunidad de demostrar en la práctica, ejemplarmente, lo que pregonan con la creación de consejerías, concejalías y programas educativos sobre medio ambiente.

Y también un monumento a la ciudadanía, a la “participación ciudadana” tan cacareada desde los poderes públicos.


Un (doble) símbolo.

3.6.19

LECTURA DE HENRY MILLER



Prosigo, a trompicones, la lectura de las obras del gran Miller. La última y recién editada en castellano ha sido la titulada Quisiera dar un gran rodeo. Epistolario. Se trata de la correspondencia mantenida por nuestro autor con su amigo Michael Fraenkel sobre el Hamlet de Shakespeare, sobre la que no deja títere con cabeza, despreciando, entre otras cosas, la sobrevaloración de la que se ha beneficiado el clásico escritor inglés. Lamentablemente solo son las cartas de Miller a su amigo, pero no sus respuestas, por problemas de edición con la viuda de su interlocutor.

Este libro fue un valioso regalo que recibí. Y así, a raíz de ello, seguí buscando y encontré el libro que ahora comento y cuya existencia desconocía.

Se trata de una recopilación de citas de sus obras comentadas por el propio autor y seleccionadas por su también amigo, el escritor Lawrence Durrell (del que tanto he leído últimamente).

Me he saltado los fragmentos de las obras que ya había leído (Trópico de Cáncer, Primavera Negra, Sexus…) y centrado en los textos de obras no leídas, muchas de ellas aún no publicadas en español. Nueva gozada de este autor vitalista (sus obras, ñoños escándalos aparte, son un constante canto a la VIDA).

Me ha servido también para conocer a los personajes que con frecuencia menciona en sus obras: Blaise Cendrars, Sherwood Anderson, Alfred Pèrles…) Y su propia biografía.

Igualmente me ha gustado una especie de Manifiesto en defensa de la lectura: una carta dirigida a un tribunal de Oslo cuando sus obras fueron censuradas por la justicia del país escandinavo a finales de los años ’50.


2.5.19

Fin de semana alternativo





Estamos a las puertas de un fin de semana bastante alternativo. El viernes comienza la edición de este año de los Paseos de Jane que se prolongarán hasta el domingo inclusive. 

El viernes podemos elegir entre la presentación del libro Luto en colores de Silvia Melero en la librería La República de las Letras (19:30 horas) y el concierto de Elek Quartet organizado por el Ateneo en su sede (20 horas). 

Para el sábado 4 El Ecomercado nos ofrece alimentos ecológicos y también trueque de libros por parte de la Red Trueque. Ese mismo día podemos dirigirnos a LRL para asistir a la presentación del poemario Intramuros de Jaime Cedillo (12:30 horas).

Y el domingo pasear por la calle Imágenes para contemplar su nuevo proyecto, en esta ocasión dedicado a alertar sobre el cambio climático.

Todo con buen tiempo ¡y gratis!

P.D.: en la semana siguiente el lunes 7 se inician unas jornadas con motivo de la fundación de la Bauhaus y el domingo 12 tendrá lugar la salida mensual de la Plataforma A DESALAMBRAR.



30.4.19

DÍAS CON ESTRELLA (TARÓN)


Portada del libro

Hay un refrán fatalista que afirma que “unos nacen con estrella y otros estrellaos”. Extrapolando este dicho al tiempo y la vida cotidiana se podría decir que “hay días con estrella y días estrellaos”; y yo tuve ayer uno de los primeros.

La gran alegraría fue que vino a visitarme Javier Tarín (TARON) para obsequiarme con un libro magníficamente editado por la Fundación de Artes Plásticas Rafael Botí, La Diputación de Córdoba y el Ayuntamiento de Villa del Río, y titulado “[Creando Cultura] Doce villarrenses y las artes plásticas” cuya autora es María Navajas Madueño y en el que uno de sus capítulos está dedicado a él, hoy consagrado artista del grafiti, el diseño y el arte urbano.

Su dedicatoria me emocionó, con el añadido de que en el texto se acordaba cariñosamente de mi labor profesional cuando, allá por los años ’90, ejercía en el Instituto Santos Isasa de Montoro, y él era un alumno inteligente y lleno de inquietudes artísticas, culturales y sociales.

Me alegra la satisfactoria trayectoria que ha logrado seguir y le deseo que se cumpla su aspiración de vivir exclusivamente del arte, cosa de la que está cada vez más cerca a pesar de lo difícil que lo tienen los jóvenes de hoy en nuestro país. Especialmente los artistas.

¡Suerte y muchas gracias!




12.4.19

Exposición "La traición de un sueño" (Pepe Amate)



Por fin he podido visitar esta exposición de Pepe Amate de título “La traición de un sueño” anunciada con un gran póster a las puertas de la Diputación y un tanto difícil de encontrar, pues se halla en la Galería de Presidencia, pero solo en dos de sus alas.

En el catálogo magníficamente editado por la Fundación Rafael Botí, y con el que obsequian, el autor ( y comisario de la muestra) escribe:

“-¿Cual era tu sueño de niño?
-Crecer.
-¿Y ahora?
-Volver a ser niño.”

La contradicción de nuestro devenir como humanos, siempre anhelando lo que no tenemos, sin disfrutar plenamente de lo que somos en cada instante.

Las obras expuestas se pueden encuadrar en el “expresionismo abstracto”, aunque muchas de ellas incluyan grafismo, escritura, figuras e incluso trozos de realidad (tejidos, etc.) En general es una pintura muy matérica, con la tabla como soporte. Sus colores predominantes están en una línea muy española: negros y blancos (como Saura) y también el rojo. Uno de sus trabajos, titulado “El sueño de Él”, me ha recordado algunas obras de Rodríguez Luna.

Dicen que soñamos en blanco y negro. Esta muestra puede ser un punto de partida para impulsar nuestros sueños, con el rojo (pasional) como espoleta.

Vista general de la exposición


MÁS FOTOS: AQUÍ


29.3.19

Feria del Libro 2019




Hoy tocaba mañana cultural. En primer lugar me he dirigido al Palacio de la Merced (Diputación) para visitar una exposición que no he logrado encontrar; tal vez porque andaban de cambios debido a las JORNADAS DE CÓMIC o tebeos que se celebra este fin de semana.

Después me he dirigido al bulevar de Gran Capitán (¡qué poco le gustaba a mi amigo Paco Verdugo este apelativo de “bulevar”!), para visitar la feria del Libro en su primer día. Allí, y en su caseta de información, me han obsequiado con un marcapáginas de esta feria así como un librito con poemas de Antonio Machado titulado “Otro milagro de la primavera”; además de proporcionarme un folleto con los eventos de esta edición (presentaciones, firmas de libros y otras actividades). A continuación me he dado un paseo por las distintas casetas o stands. Y allí me he encontrado con viejos amigos, unos con casetas de sus editoriales o librerías (Depapel, Séneca, Títere…) y otros que, como yo, estaban de visita.

Me han llamado la atención varios libros y varias “propuestas”, como ahora se dice. Como por ejemplo la editorial Libros del Zorro Rojo, especializada en  libros ilustrados bellamente editados, desde Shakespeare a Bukowsky-Crumb, pasando por el Libro negro para invidentes o para empatizar con el modo en que estas personas perciben el mundo: sus colores, sonidos y aromas. El amigo Patiño ( con apellido de ministro ilustrado) nos vuelve a sorprender con creatividad y savoir faire; esta vez me llama la atención su reciente edición de las “Cartas desde mi celda” de Bécquer, que van en sobres beige de correo, y también su “dispensador de poesías”: un servilletero del que gratuitamente cualquier persona puede servirse: me ha tocado un poema de Machado.


Dispensador de poesías

Parece que el lema de la feria de este año es “Compra libros, compra cultura”. Tal vez resulte un tanto mercantilista, pero es que libreros y editores no pueden sustentarse del aire. Y este lema me remite a otros archiconocidos relativos a la cultura, como la frase del monstruo Goebbels que decía: “Cuándo oigo la palabra cultura saco la pistola”, luego parafraseada desde la óptica consumista estadounidense cambiando la palabra pistola por chequera. Cortos de miras. Yo solo me aventuro a plagiar y transformar otra frase, y lo hago sin ánimo de ofender a nadie: “¡Es la cultura, tontos!”.




17.2.19

Ibiza


Cala Bassa

Elegí este viaje del INSERSO para evitar el frío invierno cordobés que tanto me daña y, de paso, conocer esta isla mítica. Ambos objetivos fallidos. Porque he pasado tanto frío como en Córdoba, tal vez por el desagradable tiempo que ha hecho, alojado en el hotel Bergantín orientado al verano, de espaldas al sol. Salvando calas, acantilados calcáreos, pinares y almendros en flor (como en el Valle de los Almendros), poco más tiene de atractivo esta hiperedificada isla fruto del descontrolado desarrollismo de los ’60 y ’70 y en la que lo que más vende es la fiesta (que si la discoteca Pachá, que si la Prestige, etc.) Y el famoseo: como los carísimos apartamentos en Ibiza ciudad propiedad de famosos y multimillonarios. Aunque la duquesa de Alba con casa al pie de una cala. Y aquí hay una cosa chocante ¿Por qué a los ricos y sus descapotables les atrae tanto una isla que en su época fue paraíso hippie? Porque de esa época solo queda un turístico mercadillo y algunas furgonetas decoradas en tal estilo y habitadas por jóvenes neohippies con wifi y tablets.

Esta isla no tiene nada que ver con la belleza natural y cultural de Mallorca o Menorca. Tierra de fenicios que siguen pasando la gorra aunque les hayas pagado el caro servicio, como las excursiones voluntarias en que he participado. Hablan de las incursiones de piratas sin reparar en que ellos son sus cumplidores descendientes. Púnicos que no han dejado de serlo.

Castillo y catedral

Mención aparte merece la Dalt Vila (Ciudad Alta, o casco histórico) de su capital, ceñida por una unas murallas renacentistas que al decir de los expertos son las mejores conservadas en la Europa de esa época. Ellas albergan la escueta catedral sin interés que ya conocía a través de Julio Llamazares y su libro Las rosas del sur. Pero esta zona también alberga adarves de sabor morisco e incluso una breve judería.

MÁS FOTOS: AQUÍ, AQUÍ Y AQUÍ




31.1.19

À la recherche… (EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO)



Dedicado a A.R.

Hace mucho tiempo, y poco a poco, leí esta voluminosa obra que pasa por ser una de las cumbres de la literatura del pasado siglo XX. Rompió con los moldes de la novela decimonónica, el siglo de la novela por excelencia. Ya nadie podrá hablar del siglo en que nací sin referirse a Marcel Proust; ni a la psicología o sociología de esa época en que el mundo aristocrático (en el mejor de los sentidos) fue siendo sustituido por el utilitarista y pobre (incluso estéticamente) mundo burgués, encarnado en esta novela por la señora Verdurin y sus sumisos seguidores.

Aunque mi admirado Henry Miller dice en su última obra publicada en español (pero que data de 1938) que “la naturaleza está completamente desintegrada e intelectualmente analizada” en referencia a la escritura de Proust, en esta ocasión no le creo, no estoy de acuerdo con él, porque la escritura de Proust va más allá: describe el mundo de las percepciones, las impresiones y las sensaciones que nos despiertan. Y eso es pura vida. ¿Cómo olvidar las plantas, el ambiente de “el camino de Swann”? ¿Como olvidar sus impresiones sobre Balbec y sus grises playas normandas? ¿Cómo olvidar los exóticos vestidos de la duquesa de Guermantes, que casi podemos tocar y gozar del tacto gracias a su finísima descripción? El tacto, la vista, el olfato y el oído… Aquí hay sentimientos, aquí hay disfrute. Vida. No se trata de un florero lleno de ejemplares de plástico o disecados.

Sus personajes están bien caracterizados y no son como las flores muertas de un jarrón: evolucionan, quedan claros sus cambios a lo largo de la historia. La personalidad del impecable barón de Charlus se va desmoronando; en menor grado la del enérgico Saint-Loup mientras la señora Verdurin va creciendo…

El autor tardó 14 años (1908-1922) en escribir esta obra que para mí representa un ilustrativo y enorme fresco de lo ocurrido en la sociedad europea durante la transición del siglo XIX al XX. Sin duda hay otras novelas u obras históricas que nos pueden informar sobre los cambios operados, pero ninguna con la minuciosidad y elegancia de Proust, sin “espíritu” apenas. Y es que para describir una época no bastan fríos datos; hay que penetrar en el corazón de esos tiempos. Y esto el autor lo hace muy bien, inigualablemente  bien, de ahí su grandeza.

Parece ser que Proust se basó en varias personas reales para componer cada uno de  su personajes, y que solo Swann es de una pieza.

Nadie espere que esta magna y extensa obra (7 tomos) sea una novela trepidante, un thriller ni nada de esas cosas que tanto abundan ahora. Es gran literatura y, como los buenos vinos, hay que disfrutarla sorbo a sorbo, sin prisa.

P.D. 1: Sé que existe un itinerario proustiano en París. Espero poder recorrerlo algún día.

P.D. 2: Enlazo vídeo con fotos del autor, su familia y personas en las que se inspiró.