15.6.13

Cerro Muriano: Historia de la minería en Córdoba



Inesperadamente tengo la suerte de conocer en persona a Fernando Penco Valenzuela. Tenía excelentes referencias de este eminente arqueólogo por parte de amigos comunes tales como José Luis Reyes Lorite, Jerónimo Sánchez  y Fernando, el peluquero de nuestro barrio tan interesado por la lectura y el conocimiento de la Historia y Córdoba.

Nos encontramos en un acto de inauguración de una exposición fotográfica de José Luis Reyes Criado y aunque apenas me conocía, ni tenía compromiso alguno conmigo, pues mi único contacto con su familia fue en el  encuentro durante nuestra excelente excursión por Peña Melaria, enseguida me promete el obsequio de su estupendo libro sobre Cerro Muriano. Dice que me lo hará llegar prontamente, y luego me entero de que lo dejó al día siguiente en nuestra común peluquería de Fernando; aunque yo lo recojo muchos días después porque mi pelo no es suficientemente largo, mi tiempo también es corto y Julián, nuestro estimado carnicero, que tenía su establecimiento junto al de Fernando, ha cerrado repentinamente (la crisis), por lo que ya no necesito pasar por esa calle con la asiduidad de antes.

El libro, dedicado (como tengo la manía con respecto a quiénes escriben libros y conozco personalmente) está editado por Almuzara en el año 2010. Como promotor de esta edición figura el Ayuntamiento de Obejo, localidad a la que, sin darme cuenta y sin ningún tipo de intención, me veo cada vez más ligado: la última vez con el Encuentro Agro-Arte en La Fresnedilla y antes con la Danza de la Espadas y el Retablo de los Ángeles que conozco gracias al amigo Paco Madrigal.

El volumen, de excelentes 245 páginas, arranca con un análisis geográfico de la zona. Le sigue una serie de capítulos dedicados a la evolución histórica (Horizonte Tartésico, Hace 2000 años, al-Andalus) y termina con dos capítulos dedicados a la arqueología y a la numismática del lugar. Se le añaden finalmente dos apartados dedicados a la epigrafía y la imprescindible  bibliografía.

Los gráficos, dibujos y fotografías abundan, lo que hace más atractiva y fácil de comprender esta obra que yo considero esencial para conocer el pasado de nuestra provincia.

Muchas gracias, Fernando.


5 comentarios:

German dijo...

Es necesario pensar estos temas desde diversas perspectivas para entender su hondura, aqui les dejo un buen compilado de articulos sobre mineria: http://con-ciencia-solidaria.blogspot.com.ar/

José Manuel Fuerte dijo...

Estimado amigo Rafael,

Me interesa conocer ese libro que, inmediatamente me apunto para comprar.

Parte de mi vida la he gastado con enorme satisfacción en los campos de Cerro Muriano, pues pasaba los veranos en la casa de mis tíos con mis hermanos y primos, y las minas son casi como mi casa de juegos. Además, la Arqueología e Historia me apasiona, y aquí hay mucha. También el campo, la montaña, la vegetación,... ¡me encanta! y aquello es Sierra Morena (incluso hoy cuando estoy con mis hermanos en el campo decimos que huele "al Muriano"), y para colmo trabajo en una empresa que se dedica a la manufactura del cobre. ¡Qué más se puede pedir! Ese libro lo tengo que encontrar.

Gracias por tu chivatazo, amigo.
Un abrazo.

Rafael Jiménez dijo...

Me alegra que hayas conocido el libro por medio de mi modesta entrada. Yo ya tengo ganas de hincarle el diente, porque será la primera lectura de mis vacaciones. Será un placer el comentarlo contigo, que eres buen conocedor de la zona; y me gustaría visitarla, pues solo la conozco por letras o fotos, pero principalmente de lejos cuando estuve un verano vestido de verde por las cercanías.

José Manuel Fuerte dijo...

¿Entonces tú eras alguno de los que nos encontrábamos en la discoteca de arriba o la discoteca de abajo? Como todos estabais vestidos de verde...

Los primos os llamábamos "los del bromuro". Supongo que aquello sería solo leyenda...

Rafael Jiménez dijo...

No sé si por suerte o por desgracia nunca fui a esas discotecas míticas; y digo míticas porque los que acudían a ellas nos hablaban de sus magníficas experiencias. No acudí porque los sábados me recogían mis hermanos y pasaba el fin de semana en Córdoba, y los fines de semana que me tuve que quedar en el CIR era porque tenía servicio, con lo cual no podía salir.

En cuanto a lo del bromuro, sigue siendo un misterio para mí, y aunque barrunto (por experiencia propia) que algo había, es algo que hace años quiero preguntarle a mi primo hermano que fue oficial del ejército.