24.2.08

Macetas


No voy a decir que el patio de mi casa es particular, pero si que la mayoría de las macetas que alberga cuentan con una historia poco usual. Ni mucho menos se trata de plantas adquiridas en floristería.

No hablaré hoy de los dos dragos hijos del milenario de Icod de los Vinos, ni del pino surgido de un piñón germinado que encontramos en Trassierra, entre otros. Se trata de tres plantas que en la semana pasada nos han obsequiado con su aroma, poblando nuestro patio de fragancias ya casi primaverales. Tres plantas en las que teníamos pocas esperanzas de que saliesen adelante.

Los alhelíes morados tenían ya casi dos años; habían crecido como nunca habíamos visto crecer un alhelí, mostrando un tallo grueso y solo un penacho de hojas en su parte superior que los hacía parecer más pequeñas palmeras que plantas vivaces anuales. Los habíamos dejado en la maceta porque eran seres vivos pero nunca creímos que nos acabarían regalando sus aterciopeladas flores de cautivador aroma.

La historia del durillo es más larga y triste: llegó como una planta enferma, desahuciada según un estudio de laboratorio. En fase terminal para algunos expertos. Lleva con nosotros casi diez años. La cambiamos de maceta y sobrevivió. Luego, y poco a poco, fue desplegando ramas con lustrosas hojas. Pasados unos meses nos alegró saber que sobreviviría. Pero nunca pensamos que llegase a florecer: su obligada ubicación a resguardo de heladas y luz directa del sol nos parecía un obstáculo insalvable para la floración. Sin embargo, esta semana nos obsequió con un exuberante capítulo de diminutas y fragantes florecillas blancas.

Detrás de la yerbabuena llevábamos ya algún tiempo. La habíamos cogido alguna vez del campo pero nunca enraizaba y siembre acababa por secarse. Parecía muy delicada. Lo más cómodo hubiera sido adquirirla en maceta pero no nos convencía. Por fin me traje unos tallos de la maceta de un familiar sin mucho convencimiento de que arraigase y he aquí que tras dos meses indecisos, en los que algunos tallos se han secado, dos de ellos han brotado con fuerza, germinando grandes hojas de refrescante olor.

1 comentario:

Jerónimo Sánchez dijo...

Precioso artículo. En casa tengo unos acantos que planté y... ¡están saliendo todos! Cuando quieras pásate que tengo una maceta preparada para tu magnífico patio.